Reportajes 3 minutos 08 julio 2022

Verano en el pueblo: cuando la cocina y la localización lo cambian todo

Redescubrir los pueblos desde el punto de vista más gastronómico

La temporada estival es sinónimo de volver al pueblo. De los días de calma, de las lecturas pausadas y las siestas eternas. De comer bien y de relajarse en el campo. En verano hay vida más allá de la playa y del mar; y este 2022 es para redescubrir la naturaleza desde otro punto de vista: el gastronómico. Este es un recorrido a través de algunos de los restaurantes incluidos en la Guía MICHELIN que han puesto en el valor (todavía más, si cabe) el entorno en el que se ubican.

Entre los relieves del Sistema Ibérico y las llanuras centrales de la ribera del Duero se encuentra la comarca de Pinares, en la provincia de Soria. Esta zona, que durante siglos se ha dedicado al negocio de la madera de sus árboles, así como a la caza y a los hongos, tiene como núcleo central un pueblo que pone en el mapa la gastronomía de este territorio: Navaleno. Allí se ubica el restaurante de Elena Lucas, La Lobita, una Estrella MICHELIN, cuyo imaginario y productos se encuentran en estos montes sorianos. Su inspiración gira alrededor de su naturaleza, de sus montes y micología, de las recetas del recuerdo que preparaba su abuela y que la han convertido, a día de hoy, en la tercera generación ante los fogones. Una cocina que se convierte en un paseo a través del bosque soriano.

Trampantojo de un tronco de pino y serrín de Elena Lucas © Diego/La Lobita
Trampantojo de un tronco de pino y serrín de Elena Lucas © Diego/La Lobita

En plena naturaleza guipuzcoana, más concretamente en Bidania-Goiatz (Bidegoian), en la comarca de Tolosaldea, se encuentra Bailara bajo la dirección del cocinero Enrique Fleischmann. Este restaurante, ubicado en la antigua biblioteca de un palacio del siglo XII con aires coloniales convertido ahora en el Hotel Iriarte Jauregia, cuenta con una propuesta centrada en un menú degustación sorpresa. La cocina de autor que Fleischmann trabaja en su restaurante se centra en los productos de temporada y en las raíces del lugar en el que se ubica poniendo en el centro de todas las miradas a sus proveedores, especialmente a los hortelanos y granjeros de donde trae todas las hortalizas, verduras y carnes que utiliza a lo largo de su menú.

Elaboración de uno de los platos de Bailara © Bailara
Elaboración de uno de los platos de Bailara © Bailara

Muy cerca del mar Cantábrico también se puede descubrir la naturaleza y el sabor de los pueblos santanderinos. El caserón de Pan de Cuco, destacado como Bib Gourmand por la Guía MICHELIN, permite vislumbrar los increíbles y verdes alrededores con los que cuenta Suesa. Su cocina de mercado, con base regional, se centra en los productos de la zona como las anchoas de Santoña, las conservas y los pescados del Cantábrico y los pollos picasuelos de raza Pedrés, una joya autóctona de la Comunidad Autónoma.

Imagen de la sala del restaurante Pan de Cuco © Michelin
Imagen de la sala del restaurante Pan de Cuco © Michelin

A seis kilómetros del pueblo medieval de Sigüenza se encuentra otro de esos ejemplos donde huir para relajarse en mitad del campo y disfrutar de una rica gastronomía: Molino de Alcuneza, con una Estrella MICHELIN. Este restaurante en manos de Samuel y Blanca Moreno, ubicado en el mismo hotel que lo acoge, El Molino de Alcuneza, en un paraje extraordinario que hace honor a la población donde se encuentra, está situado en un antiguo molino harinero con más de 500 años de historia. Su cocina, tradicional y centrada en los productos de temporada y de la zona (como las verduras, la caza y la micología), se mezcla con una interesante propuesta de panes que elaboran allí mismo y que ha hecho que ese molino, aunque sea simbólicamente, vuelva a la vida.

Imagen del exterior del hotel y del restaurante El Molino de Alcuneza © El Molino de Alcuneza
Imagen del exterior del hotel y del restaurante El Molino de Alcuneza © El Molino de Alcuneza

Luis Alberto Lera y su restaurante Lera, con una Estrella MICHELIN, es otro de los chefs y restaurantes que han puesto de relieve el pueblo en el que se ubica, Castroverde de Campos, en Zamora. Su gastronomía define a la perfección el territorio de esta tierra donde la caza es materia prima indispensable. Eso lo sabe muy bien Luis Alberto, quién gracias a su cocina de terruño ha convertido este local en uno de los templos cinegéticos más conocidos del país, además de encontrar entre su carta otros platos tradicionales como los guisos, las legumbres y los escabeches.

Interior del restaurante Lera © Juan de los Ríos/Lera
Interior del restaurante Lera © Juan de los Ríos/Lera

En una aldea de La Coruña en medio de la exuberante naturaleza gallega, más concretamente en Boqueixón, se encuentra el restaurante O Balado, Bib Gourmand y Estrella Verde. Este local, aislado del tumulto de las ciudades y los pueblos grandes tiene por bandera de su carta la cercanía, la cocina de kilómetro cero, teniendo a su alrededor a todos sus proveedores necesarios para ofrecer una cocina en la que la tradición y la calidad se mezclan para dar como resultado una carta con platos clásicos pero muy bien elaborados.

Interior del restaurante O Balado © Michelin
Interior del restaurante O Balado © Michelin

La Lechería, Bib Gourmand, en Val de San Lorenzo (León), es otro de los pueblos que animan e inspiran a veranear, tomar aire fresco y comer rico. Ubicado a escasos kilómetros de Astorga, y famoso por sus mantas y colchas artesanales, esta villa acoge la que en otro tiempo fuera una lechería, de ahí su nombre. En el mismo edificio, con ambiente rústico por dentro y por fuera, se ofrece una cocina tradicional en la que el cocido maragato es su plato estrella.

Imagen exterior de la fachada de La Lechería © Ángel Moreno / La Lechería
Imagen exterior de la fachada de La Lechería © Ángel Moreno / La Lechería

Estos son solo algunos de los ejemplos de restaurantes salpicados por la geografía española en los que, además de comer bien, permiten conocer y disfrutar la naturaleza de sus alrededores. Una alternativa al turismo de playa que se completa con una oferta gastronómica de altura donde comerse el verano.

Imagen cabecera: exterior del restaurante Lera - ©Juan de los Ríos / Lera

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