El tema de este año, "El planeta contra los plásticos", no solo pretende reducir —y en última instancia eliminar— la producción de plásticos de un solo uso que dañan nuestro mundo natural, sino también concienciar sobre las repercusiones que tienen en la salud. Aunque en los últimos años se ha prestado mucha atención al uso y la eliminación de los plásticos —con gran énfasis en su impacto sobre la fauna—, los efectos sobre la salud humana se han tenido mucho menos en cuenta. El proceso de descomposición de los plásticos en microplásticos libera sustancias químicas tóxicas que no solo acaban en el aire que respiramos, sino que también se filtran en nuestros alimentos y fuentes de agua.
"La palabra medio ambiente se refiere a lo que nos rodea. En el caso de los plásticos, nos hemos convertido en el propio producto: fluye por nuestra sangre, se adhiere a nuestros órganos internos y lleva consigo metales pesados conocidos por causar cáncer y enfermedades", ha declarado Kathleen Rogers, presidenta de EARTHDAY.ORG.
Según los organizadores del Día de la Tierra, la producción de plástico ha aumentado a más de 380 millones de toneladas al año y, en los últimos diez años, se ha fabricado más plástico que en todo el siglo XX. Situándose como el cuarto país de la Unión Europea con mayor demanda de plásticos y como el segundo del mundo que más vierte este material al Mediterráneo, España tiene un largo camino para frenar el consumo de plástico.
El plástico en el cotidiano
Este problema afecta a la sociedad como un todo, pero quizá sea más evidente para el consumidor cotidiano cuando se trata de alimentos y bebidas: desde los envases de plástico de comida preparada y los productos de limpieza hasta las bolsas de plástico en las que llevamos la compra a casa; desde los vasos de café y las botellas de agua que compramos de camino al trabajo hasta el film transparente que envuelve las sobras de comida.
El plástico inunda incluso los lugares más remotos del mundo
El año pasado se produjeron en todo el mundo más de 500 mil millones de bolsas de plástico, es decir, un millón de bolsas por minuto. Muchas de ellas se utilizan una sola vez y luego se desechan, con una vida útil de apenas unos minutos frente a una vida posterior que abarca siglos. Incluso una vez desintegradas, su presencia se sigue sintiendo, ya que sus diminutas partículas (microplásticos) ocupan todos los rincones del planeta.
Hábitos sencillos para salvar el planeta
Para fabricar una botella de agua de plástico se necesita seis veces más agua que la que contiene la propia botella. Una de las actitudes más fáciles e inmediatas que podemos adoptar es usar botellas reutilizables; esto no solo ayuda al planeta, sino que también es rentable. En Madrid, por ejemplo, uno puede rellenar sus botellas en cualquier grifo, tanto en casa como en el trabajo, ya que el agua es potable en toda la capital. En otras ciudades, basta tener acceso a un filtro para hacer lo mismo.Desde los hábitos cotidianos de comida y bebida hasta el sector de la hostelería en su conjunto, hay muchas medidas que todos podemos adoptar para crear un futuro mejor, y el Día de la Tierra nos lo recuerda a todos.
El premio Michelin a la sostenibilidad —la Estrella Verde MICHELIN— se lanzó en España y Portugal en el 2021 para destacar a los chefs y restauradores más punteros en cuanto a prácticas de cocina sostenibles. Estos restaurantes demuestran que la excelencia gastronómica no tiene por qué tener un coste para el medio ambiente, ya que ofrecen experiencias gastronómicas que combinan el mérito culinario con compromisos ecológicos excepcionales.
Leer más:
Las Estrellas Verdes 2024: 12 novedades
Cuestiones sobre la Estrella Verde MICHELIN
Pepe Vieira: redefiniendo el compromiso verde con la gastronomía y el alojamiento
Imagen de cabecera © DOERS/iStock