La predisposición y el entusiasmo de los hermanos más mediáticos del firmamento MICHELIN, su restaurante Cocina Hermanos Torres ostenta tres Estrellas y una Estrella Verde, es incontestable y genuino: no hay guion televisivo de por medio. A pesar de que les contactamos a escasas horas de vivir su desconexión anual en el desierto de Mauritania (para recorrer 600 kilómetros en bicicleta), nos dicen 'a todo que sí'.
Javier y Sergio Torres (Barcelona, 1970) desbordan vitalidad y buen rollo, lo que nos invita a dejarnos llevar en este recorrido por sus lugares favoritos de la capital catalana. Una ciudad que pedalean cada mañana, ya que van al trabajo en bicicleta desde sus casas en Collserola, en la parte alta de Barcelona. En su ruta no faltan las paradas técnicas en el campo, donde recolectan lo que les llama la atención a su paso: “hierbas, flores y todo lo que nos puede servir en cocina”, comienzan explicando.
Lo primero que nos queda claro al iniciar la conversación es que la abuela Catalina 'tiene la culpa' de su talento. También de su amor por la cocina de los caldos hechos con tiempo, los fondos de sabor, y de su cruzada a favor del producto y la alimentación saludable. “Ver a la abuela Catalina cocinar era hipnótico. Desde pequeños hacíamos de pinches y alucinábamos con cómo, con cuatro sobras, preparaba platos maravillosos”.
Afortunadamente para la alta cocina, Javier y Sergio desdeñaron la insistente sugerencia de su otra abuela, quien hizo lo posible para que se formaran como pilotos de aviación. Hoy están, según sus propias palabras, “en el mejor momento de nuestra propia historia gastronómica”. Prueba de ello es que sus comensales salen reservando.

Viento en popa a toda vela en el Puerto Olímpico, y una primicia “canalla”
Los hermanos Torres son excelentes comunicadores, algo que han demostrado durante más de 30 años de oficio. Aunque, según ellos, casi por casualidad: “No sobreactuamos, no hacemos nada que no sea de verdad y, además, en vez de competir entre nosotros, sumamos: aquí no hay jefe. Somos gente normal, de barrio, que se ha esforzado muchísimo para conseguir lo que tiene. El tema es que, en cierta ocasión, nos llamaron para un anuncio de cerveza. Había cuatro pirados allí y, no sabemos por qué, pero alguien se dio cuenta de que la cámara nos quería... y todo lo que vino después ha sido una manera de conseguir dinero para cumplir nuestro sueño”.
Además de haber alcanzado el cielo con su Cocina Hermanos Torres, estos talentosos gemelos también regentan el restaurante Eldelmar, en el Puerto Olímpico de la Ciudad Condal, con el que rinden homenaje a la cocina mediterránea.


Ni melón, ni cilantro ... ¡los menús de los Torres!
En la Cocina Hermanos Torres, un templo gastronómico levantado sobre una antigua nave industrial de neumáticos, en Les Corts, todo puede suceder. Tres islas centrales sirven de escenario para el gran espectáculo, en el que chefs y comensales (hasta 60) comparten espacio y emoción. “Vivimos momentazos mágicos. Nuestros invitados se levantan a aplaudir, se emocionan, abren botellas y las comparten con gente que no conocen de nada, incluido el personal. Esto hay que vivirlo, no se puede contar”.Javier no soporta el cilantro; Sergio, el melón. Por eso, estos ingredientes están vetados en sus propuestas, así de claro. A partir de ahí, con su menú de primavera 2025, los hermanos Torres confiesan que trabajan por hacer felices a sus invitados, siempre con el factor sorpresa por bandera. Además, mantienen un firme compromiso con el medio ambiente, la economía circular y los pequeños productores, lo que les ha valido su Estrella Verde MICHELIN.

“Estamos en nuestra madurez gastronómica, con artillería pesada. Acabamos de crear un plato increíble con cigala fresca, salsa de tuétano, algas y nabo. Por supuesto, en la carta está el guisante lágrima del Maresme, que es brutal; y también los centollos que llegan de Galicia y que cocinamos con tomates verdes, gamba de nuestra costa y pepino encurtido”.
Especialmente curioso es el hecho de que, aunque cambian todos los platos cada temporada “y cada uno que llega tiene que ser mejor que el anterior”, hay uno que permanece: el Calamar curado con consomé de ave y caviar. “Es algo icónico y por él vienen, expresamente, muchos clientes; imposible eliminarlo”.
¿Y de postre? Vuelven a mencionar a la abuela Catalina: “tenemos un postre con hoja de higuera silvestre (que cogemos en el campo), piña, vainilla y ron; y también unas fresitas, como las que nuestra abuela salteaba con azúcar y vinagre”.
Empapados del espíritu Torres, preguntamos a Javier y a Sergio cuáles son esos lugares de Barcelona imprescindibles para ellos. ¿Preparados para disfrutar con sus respuestas?
Santa Caterina y sus recuerdos de infancia: “¡Que viva el mercado de toda la vida!”
Avda. De Francesc Cambó 16. Ciutat Vella. 08003. BarcelonaLos hermanos Torres ya iban de la mano de su abuela Catalina cuando eran niños al mercado de Santa Caterina, uno de los más antiguos de la ciudad, a cinco minutos de la Catedral. Hoy sigue siendo su lugar favorito para hacer la compra y “disfrutar de ese ecosistema apasionante que nos fascina”. Pero no solo van a este lugar histórico para abastecer la casa: “aquí se viene a comer, a beber, a hablar con todo el mundo. Este mercado está vivo y nos hace sentir en casa. Nos encanta, después de haber escogido lo mejor, desayunar juntos en el bar, entre gritos, olores y una energía maravillosa. ¡Que viva el mercado de toda la vida!”.
Tal es su amor por este lugar que este año deben cumplir un sueño entre sus paredes: “abriremos una parada del mercado de 500 metros cuadrados, un espacio muy gastronómico pero con un toque canalla e informal. Nosotros venimos de ese jaleo. Nuestros padres tuvieron un bar, el Plaza, y nos hemos criado subidos en una caja de cervezas, sirviendo a los clientes. El primer objetivo fue un tres Estrellas, y ya lo tenemos. Ahora volvemos a nuestras raíces: a las tapas típicas, al bullicio, a la rumba catalana, a la vermutería… y todo con nuestro toque. Inauguraremos Parada Torres en el mercado de Santa Caterina”.

Vila Viniteca - La Teca: “Un santuario imprescindible”
C/ Agullers, 9. 08003. BarcelonaLa siguiente parada disfrutona de los Torres es una especie de colmado de altísima calidad en el emblemático barrio del Born barcelonés. “Ir a La Teca es una auténtica gozada. Cuando tenemos un rato libre por la tarde, nos escapamos a ver a Quim Vila, el dueño, un hombre extraordinario, y a su hermana Eva, que sabe más que nadie de quesos. Esta especie de colmado, abierto desde 1932, es un santuario de las conservas, los embutidos, los quesos y los vinos.”
Vila Viniteca es el rincón favorito de muchos colegas de hostelería y también de alta gastronomía, “porque aquello es inabarcable; siempre hay cosas interesantes por descubrir y con las que sorprenderte. Tienen millones de referencias, es un auténtico paraíso gastronómico”.

Amantes de la obra de Gaudí, y criados en su epicentro, el Parque Güell
Gracia. 08024. Barcelona“Nuestro colegio estaba metido dentro del Parque Güell, y no podemos tener recuerdos más bonitos de este lugar, frente al que nacimos. Toda la obra de Gaudí es brutal, pero en la plaza donde están los bancos, sobre la escultura del famoso lagarto multicolor, pasábamos horas los fines de semana con la familia; nosotros con las bicis, y los mayores tomando el vermut en un local que entonces había allí, metido en la roca. Vermut artesanal, patatas, olivas, berberechos y 'lateo'… la viva imagen de la felicidad para unos niños disfrutones como nosotros a los que les gustaba ya comer bien”.

De vikingos y “con algo salvaje”: Ultramarinos Marín
Carrer de Balmes, 187. Sarrià-Gervasi. 08006. BarcelonaA los hermanos Torres no solo no les preocupa la competencia, sino que consideran que es obligatorio retroalimentarse con el buen hacer de sus colegas chefs. “Cuanta más competencia, mejor para todos. Lo que más felices nos puede hacer, que además lo hacemos con gusto y asiduidad, es ir a comer a casas de amigos, porque sabemos que nos van a tratar bien, nos van a dar lo mejor y vamos a aprender. Una de nuestras casas favoritas es Ultramarinos Marín, mítica por el ambiente, el productazo y el fuego maravilloso del asador”.
Ultramarinos Marín es un restaurante de los años 70 dividido en dos espacios: el bar, bullicioso, con barra y plancha; y el asador, al fondo del local, donde “trabajan como nadie el fuego”, usando madera de encina, roble u olivo. Allí elaboran también sus propios encurtidos, salazones y chacinas. “Este lugar es salvaje. Ahí está Borja cocinando, un tío tatuadísimo que parece un vikingo... y que lo borda. Allí te puedes comer el mejor cordero, un rodaballo espectacular y todo lo que quieras a la brasa. Locura total”.

Un cóctel al atardecer en la terraza del Monument Hotel
Passeig de Gràcia, 75. L'Eixample. 08008. BarcelonaY como no solo de comer bien viven los chefs, cuando 'suena la flauta' y consiguen “aparcar a los niños” (una rareza, según confiesan en tono jocoso), Javier y Sergio disfrutan particularmente subiendo con sus mujeres a la terraza del mítico Monument Hotel. Este edificio del siglo XIX, toda una institución en la ciudad, alberga el restaurante Lasarte, con tres Estrellas MICHELIN, y Oria, con una. Pero no hace falta sentarse a la mesa para disfrutar: “Es un lugar especial y elegante, con unas vistas espectaculares”, comentan.
Una copa de cava, un Negroni o un Bloody Mary, buena charla y las vistas sobre el Passeig de Gràcia… Todo se alinea para crear el escenario perfecto donde disfrutar de una merecida recompensa tras una jornada de trabajo intensa.

Macxipa, fermentos naturales de uva y manzana y el amor por la abuela Catalina
Gran Via de Les Corts Catalanes, 216.Sants-Montjuïc. 08004. BarcelonaDe nuevo el espíritu de la abuela Catalina aflora. El pan que los hermanos Torres elaboran artesanalmente en su restaurante Cocina Hermanos Torres se vende también, en edición limitada, en los establecimientos Macxipa repartidos por Barcelona. Es un tierno homenaje a esa mujer tan importante en sus vidas, la que les hizo amar la cocina. “En los obradores Macxipa hacen un pan fantástico que nosotros compramos mucho, mola este lugar”.
Se da la circunstancia de que “nosotros hacemos nuestro propio pan en el restaurante, con masa madre, fermentos naturales de uva y manzana, harinas molidas a la piedra (de centeno, malta, trigo…) y fermentaciones muy largas, de más de 48 horas. Gracias a ello, recibimos el premio al mejor pan de restaurante. A partir de ahí, vinieron de Macxipa a proponernos una colaboración. Hoy en día, en cada uno de sus establecimientos se venden 10 barras como las nuestras al día”. Como no podía ser de otra manera, la barra tiene nombre: Catalina Hermanos Torres, y tardan 'cero coma' en desaparecer de las bandejas.

“Mogollón de gente y platillos bien hechos”: a la Gresca
Provença, 230. 08036. BarcelonaLos platillos de gusto local del restaurante Gresca, reducto para los más foodies y Recomendado por la Guía MICHELIN, tienen completamente enamorados a los hermanos Torres. Es uno de sus rincones favoritos para comer en Barcelona. “Son amigos, da gusto ir y que ellos vengan a casa. Este intercambio de experiencias es lo mejor de nuestro trabajo. ¡La cocina de este lugar alegre mola mucho! Aquí tienen una Codorniz a la brasa que te puedes morir de gusto, igual que su Berenjena con especias; o su estratosférica Cecina. Todo lo que sea de temporada te lo van a bordar, y encima lo maridan con unos vinos fuera de serie”.
El Cañete, “muy barcelonés, un sitio cachondo que hay que visitar”
Carrer de la Unió, 17. Ciutat Vella. 08001. BarcelonaLa especialidad de este bar “cachondo, con un espíritu muy barcelonés”, es el tapeo del fino. Un estilo que atrae a Javier y Sergio Torres como un imán. Ubicado en una callecita junto a Las Ramblas, un poco más abajo del Liceu, el Cañete es el típico establecimiento de tapas con cocina de proximidad, perfecto para llevar a quienes visitan la ciudad: “es informal, extraordinariamente ruidoso y altamente recomendable. Los camareros son muy amables, las tapas buenísimas, y la atención dinámica. Eso sí, siempre te vas a encontrar una larga cola en la puerta, está petado”.
¿Y cómo lo descubrieron? “Aquí en la ciudad, todas las noticias sobre restauración corren como reguero de pólvora. En nuestro oficio, unos cocineros informan a otros, nos contamos los sitios que hemos descubierto, nos damos el feedback… incluso en el Cañete te puedes encontrar con chefs muy potentes picando algo. ¡Es lo más!”.

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Imagen de cabecera: Sergio y Javier Torres, dos hermanos que no compiten, sino que suman. © Cocina Hermanos Torres