Con más de 2000 años de antigüedad en la provincia de Guadalajara se encuentra uno de los pueblos incluidos en el listado de los Pueblos Más Bonitos de España, Sigüenza. Celtas, celtíberos, íberos, romanos, visigodos o árabes fueron algunas de las civilizaciones que pasaron por unas tierras cuyo nombre de origen, Segontia, significa la dominadora, la que manda sobre el valle. Estas diferentes culturas, sumadas a una historia extensa, ha dado lugar a una villa con un carácter y una personalidad única que vale la pena descubrir desde dentro.
Directos al medievo
Pasear por las calles de Sigüenza es hacer un verdadero viaje al pasado. Sus callejuelas con casonas de piedra y suelo de adoquines dan la bienvenida al visitante a su antiguo casco medieval. En lo alto de la ciudad se encuentra su castillo o alcazaba, una construcción árabe que más tarde se convertiría en residencia eclesiástica. Además, su interior, que a día de hoy lo ocupa el Parador, es posible visitarlo para conocer su patio de Armas y hacerse una idea de cómo era este espacio en el pasado.
En la parte de abajo de la ciudad antigua medieval lo que más llama la atención es su catedral fortificada, la Catedral de Santa María, una inmensa construcción del siglo XII que mezcla el estilo románico y el gótico donde destacan por fuera sus rosetones y sus imponentes torres mientras en su interior su retablo, la figura de El Doncel tallada en alabastro, su coro tallado en madera y las bóvedas de crucería se llevan todas las miradas. Justo a sus pies se encuentra la plaza Mayor, el lugar de encuentro de locales y forasteros. Sus soportales son su sello más llamativo y recuerdan los lugares donde en el pasado se celebraba el mercado tradicional.
Siguiendo con la historia del personaje más ilustre de Sigüenza, se encuentra la Casa de El Doncel, un palacete de estilo gótico civil con un arco mudéjar policromado en su puerta en el que vale la pena hacer una parada. Convertido en uno de los edificios más conocidos de Guadalajara y en hogar de numerosas familias ilustres de la zona, esta vivienda histórica a día de hoy está abierta al público y guarda varias exposiciones, además del Archivo Histórico Municipal. Un poco más adelante se encuentra la plazuela de la Cárcel -llamada así porque en uno de los laterales es dónde se ubicaba la prisión-, donde también se encuentra el antiguo edificio del Ayuntamiento, reconocible por sus pórticos y por los escudos de los Reyes Católicos, de la ciudad y del Cardenal López de Carvajal tallados en su fachada.
Haciendo honor a un ilustre
En la parte de debajo de Sigüenza se despliega su conocida alameda, un parque mítico en la ciudad que durante años acogió entre su arbolada algunos de los momentos más importantes de la villa. Muy cerca de allí se vislumbran las puertas del restaurante El Doncel, en manos de Enrique y Eduardo Pérez. Este restaurante localizado en una casona del siglo XVIII, en el que los clientes también pueden alojarse, propone a los comensales un viaje culinario a través de los sabores de esta tierra marcada por su historia y los productos de temporada. Servidos en vajillas elaboradas por un artesano local y diseñadas por ellos mismos, los hermanos Pérez presentan dos alternativas adaptadas a todos los gustos, un menú a la carta y uno gastronómico, dos opciones para vivir la experiencia seguntina de principio a fin.
La historia de un molino con más de 500 años
En la pedanía del municipio seguntino de Alcuneza se encuentra el hotel y restaurante El Molino de Alcuneza, donde Samuel y Blanca Moreno junto a sus padres recuperaron un molino harinero del siglo XV y con él el cultivo de cereales antiguos de la mano de DeSpelta y la tradición de hacer pan que ahora ponen en valor sobre la mesa junto a su menú degustación. La cocina, dirigida por Samuel, se centra en los productos de la tierra y de temporada como las verduras, las hortalizas, la caza, los pescados de río o las setas creando platos que se maridan con vinos de la zona, una selección de panes hechos en casa con harinas ecológicas y unos dulces que trasladan a la infancia.
Siguiendo con el recorrido, y tras una buena comida, todavía queda mucho que ver en Sigüenza. La Ermita de Santa María de los Huertos, de estilo gótico, es parada indispensable para admirarla y para comprar dulces a las hermanas clarisas (no deje de probar sus famosas Trufas de chocolate) que viven todavía en congregación en su interior. La Iglesia de Santiago, en plena calle Mayor y conocida por ser una de las más antiguas del casco histórico, llama la atención por su fachada y el medallón de Santiago que se mantiene en el exterior. Tampoco hay que dejar de cruzar algunas de las puertas que dan acceso a la ciudad medieval como la puerta del Sol, llamada así por recibir los primeros rayos de sol cada día, o la puerta del Hierro con su característico torreón.
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Imagen cabecera: Catedral de Santa María de Sigüenza - GettyImages