Reportajes 1 minuto 22 julio 2019

Alta repostería, el placer más dulce de nuestras cocinas.

La variedad de los postres españoles es un fiel reflejo de su idiosincrasia regional, no sujeta a fronteras por el amor al dulce y salvaguardada de los tiempos gracias, en muchos casos, a la labor de la repostería monacal. Sin embargo, la alta cocina ha sabido ir más allá de los postres típicos de nuestro país, para convertirlos en un valor indiscutible dentro de la carta de cualquier restaurante gastronómico. Además del espacio físico dedicado en las mejores cocinas para su elaboración, el universo dulce es un importante protagonista en algunas de las mejores casas reconocidas por la guía MICHELIN.

Auténticos pesos pesados de nuestra gastronomía, como El Bulli o El Celler de Can Roca han contado entre las cabezas visibles de sus proyectos a apasionados de las elaboraciones más golosas. En el caso de El Bullí, el ya mítico restaurante de Roses, encontramos la figura de Albert Adrià, que, si bien dio sus primeros pasos gastronómicos centrado en el mundo de la repostería después, como consecuencia de su cierre en 2011 y posterior transformación en fundación, crecería totalmente como chef liderando otros proyectos. Tras formarse con maestros pasteleros como Antoni Escribà o Paco Torreblanca, se encargó durante más de diez años de la cocina dulce del restaurante de Roses, convirtiéndose en uno de los chefs más representativos de la vanguardia gastronómica en este sector. También pasaron por las cocinas de El Bulli otros grandes reposteros como Oriol Balaguer, un mago de los postres que cuenta, actualmente, con varias pastelerías artesanas en Barcelona y Madrid.

En El Celler de Can Roca (3 estrellas MICHELIN desde el año 2010) es el pequeño de los hermanos, Jordi Roca, el auténtico innovador de los postres. Con el icónico “Viaje a La Habana” del año 2001 (compuesto por su particular interpretación de un mojito, un puro de chocolate relleno de crema ahumada con un habano y su “ceniza”, elaborada con carbón de reyes), el alevín de los Roca demostraba sus dotes para liderar la cocina dulce del restaurante gerundense. Su espectacular evolución desde que comenzase a adentrarse en el mundo de la pastelería junto a Damian Allsop (encargado por aquel entonces de las preparaciones dulces en El Celler) le ha hecho ser reconocido como uno de los grandes reposteros a nivel mundial, y actualmente sus elaboraciones más frías (cuyos secretos aprendió con el reconocido heladero de origen italiano Angelo Corvitto) pueden degustarse también en las heladerías Rocambolesc de las que es artífice junto a su mujer Alejandra Rivas.

Otros restaurantes de la guía MICHELIN cuentan también con espectaculares creaciones dulces. En el restaurant Sant Pau de Sant Pol de Mar (3 estrellas MICHELIN) Carme Ruscalleda destaca con postres como “Chocolate negro en texturas, pimienta negra, bourbon, plátano” o sus mignardises inspirados en el sistema solar. También en el restaurante de Jesús Sánchez, el Cenador de Amós (Villaverde de Pontones), que ha conseguido este año su segunda estrella, se presta especial atención a los postres. El chef, con formación específica en pastelería y repostería, ofrece magníficos ejemplos como su “Sablé de pimienta, chocolate, café y gianduja”. Por último, en Tierra (1 estrella MICHELIN) ubicado en el Hotel Valdepalacios en Torrico (Toledo), se ofrece un llamativo carro de petits-fours como cierre de sus comidas, que hace recordar al comensal a los clásicos y ya casi desaparecidos carros de postres, o a la mítica caja de metacrilato rojo con el que concluía el menú degustación de El Bulli.

¡Los más golosos también pueden dar rienda suelta a su pasión en los restaurantes seleccionados por la guía MICHELIN!

 

Foto: Hvoenok_iStock

 

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