Como inspectores de la Guía MICHELIN, nos encanta comer juntos y compartir nuestras experiencias, pero también nos gusta mucho cuando comemos solos. Además, en los últimos años, hemos observado que, en todo el mundo, cada vez más gente disfruta y se siente segura al comer y viajar en solitario.
Las personas que viven solas desean salir y aprovechar su entorno local; otras buscan un merecido descanso con un fin de semana de relax; y los empresarios que se desplazan de una ciudad a otra quieren hacerse una idea del lugar al que han viajado. Una parte integral de todas estas experiencias es disfrutar de una buena comida, y ¿qué mejor manera de conocer una ciudad o una región que comer en sus restaurantes y degustar sus manjares?
Así que, a la luz de esta tendencia creciente, hemos pensado en brindar algunos consejos para el comensal solitario.
Cómo conseguir una reserva
A veces, este puede ser el mayor desafío. De hecho, algunas plataformas de reserva de restaurantes ni siquiera permiten reservar para una sola persona, pero no te preocupes. Envía un correo electrónico y, si es posible, ofrece cierta flexibilidad tanto para la fecha como para la hora de la reserva. A los responsables de los restaurantes les encantan los clientes entusiastas, sobre todo ahora que uno de los grandes problemas del sector es que el cliente no se presente.Otra opción es llamar por teléfono. Te sorprenderá saber cuantas veces un restaurante puede atenderte, a pesar de que su sistema de reserva online pueda asegurar que no hay mesas disponibles. Siempre merece la pena hablar con la persona que está al otro lado de la línea y mostrar lo mucho que te apetece probar su restaurante: puede que se esfuercen un poco más en hacerte un hueco. Si no es posible en ese momento, una llamada de seguimiento para ver si han cancelado alguna cita también es una opción; pero no exageres, no querrás que tengan que pedir una orden de alejamiento.
Por último, si vives o trabajas cerca, siempre puedes intentar un acercamiento más personal y pasar por allí. Suele ser mucho más fácil entablar una relación cara a cara y, además, si se trata de un pequeño restaurante de barrio, es más probable que el equipo se acuerde de ti en tu próxima visita: ¡te convertirás en cliente habitual en un abrir y cerrar de ojos!
Por supuesto, hay ocasiones en las que comer en solitario tiene inconvenientes: las fuentes, los platos diseñados para dos y los menús para compartir nunca son ideales. Pero también hay ventajas. Hoy en día, muchos restaurantes cuentan con barras, en las que suele haber un número impar de comensales y un número par de asientos o viceversa; por lo que ser un único comensal dispuesto a llenar huecos puede ser positivo tanto para el cliente como para el restaurante.
Si es San Valentín, el Día de la Madre, Acción de Gracias o cualquier otro día de celebración, entonces es importante ser paciente. Con menús especialmente pensados para parejas o grupos y mesas reorganizadas para ello, integrarte puede ser un poco más difícil para el equipo del local. No te olvides que los restaurantes también son negocios.
Lo más importante es que investigues antes de reservar: algunos restaurantes son más agradables que otros para el comensal solitario. Para la mayoría, un lugar de fiesta lleno de mesas grandes no es muy divertido, pero otros restaurantes fomentan que conozcas a los vecinos gracias a su disposición de mesas comunitarias o a su estilo de cena.
En el restaurante
Un equipo experimentado te pondrá en una mesa frente a la sala: nadie que coma solo quiere que le coloquen en el medio del comedor. Si eso ocurre, simplemente diles que te sentirías mucho más cómodo en otro sitio.Comer solo es como conducir solo. La primera vez te da un poco de miedo. La segunda vez te sientes más cómodo y, después, es posible que empieces a disfrutarlo. Al cabo de una semana, tener tu propio espacio y sensación de independencia es realmente estimulante, y empiezas a preguntarte por qué alguien querría tener un pasajero sentado a su lado.
Para los narcisistas, cenar solo podría considerarse una cita nocturna. Se trata de sentirse cómodo con uno mismo y con el entorno. Si no estás seguro, lleva algo para leer; es muy posible que ni siquiera lo mires, pero sirve de apoyo para los principiantes.
Toda la vida cabe en un restaurante. Siéntate y asimílalo. Hazte dueño del espacio y quédate en el momento, guarda el móvil en el bolsillo y simplemente disfruta de la experiencia.
Nunca se sabe, puede que el restaurante piense que eres un inspector de la Guía MICHELIN.
Imagen de cabecera: © Sabor
