Viajes 7 minutos 20 septiembre 2024

La Ribera del Duero para amantes del vino

Nos adentramos en tierras castellanas para descubrir la cultura vinícola y gastronómica de la Ribera del Duero, un paisaje marcado por el cauce de uno de los ríos más importantes del país.

Algo especial esconde el paraje natural del río Duero para que escritores como Antonio Machado, Gerardo Diego o Gustavo Adolfo Bécquer reflejaran en sus obras su paso por estas tierras. Este río dibuja su recorrido a lo largo de unos 890 km –es el tercero más largo de la península– y pasa por Soria, Burgos, Valladolid, Zamora y Salamanca antes de adentrarse en el país vecino, Portugal. Sus aguas han sido claves para el desarrollo de la zona, caracterizada por su aspecto agreste, rústico y natural. A lo largo de su cauce, nacen los viñedos de las DD.OO. Ribera del Duero, Toro y Rueda, que abarcan unos 131 municipios y unas 175 bodegas visitables.

Nuestro recorrido limitará su radio de acción a la primera denominación, una de las más conocidas a nivel nacional e internacional. Concretamente, visitaremos tres enclaves fundamentales –Esteban de Gormaz, Aranda de Duero y Peñafiel–, además de algunos pueblos vecinos.

Apunte vinícola y gastronómico

La Ribera del Duero es paisaje de tintos y la uva Tempranillo es la variedad predominante, aunque también se cultiva Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha tinta. Sus vinos oscilan entre los tintos jóvenes, frutales, con buen paso de boca, y los de guarda, complejos, potentes y equilibrados. En menor número se elaboran rosados y blancos, estos con cierta complejidad si han pasado por barrica.

Vega Sicilia y Dominio de Pingus son referencias vinícolas de gran reconocimiento en el país y en el mundo. No obstante, la Ribera del Duero aglutina, en su mayoría, vinos excelentes, maravillosos, por lo que la recomendación se complica sin un prescriptor avezado. En nuestro caso, nos dejamos guiar por Robert Parker.

A modo de maridaje, dentro de la cocina castellana, el lechazo y las morcillas son los reyes, junto a las verduras de temporada y las carnes rojas. No hay que olvidar que a partir de octubre es temporada de caza, momento en el que en el recetario abundan guisos y platos de jabalí, corzo, ciervo y aves que también acompañan estupendamente a estos tintos.


San Esteban de Gormaz

Nuestra primera parada es en este municipio, el más cercano al nacimiento del río y declarado Conjunto Histórico en el año 1995. Una de las visitas fundamentales es el barrio de bodegas subterráneas y lagares resguardado bajo el castillo.

Además, este enclave ofrece otros atractivos turísticos. Forma parte de la ruta del Camino del Cid y cuenta con el Parque Temático del Románico. También puede visitarse el Ecomuseo El Molino de los Ojos, el Lagar de San Miguel, la Cueva de las Salinas o el puente medieval de piedra.

Apenas a cinco km de San Esteban de Gormaz, se encuentra Atauta, uno de los pueblos más conocidos de la zona por sus bodegas subterráneas y galardonado con el Premio a las Mejores Prácticas en Conjuntos Históricos y Etnológicos de Castilla y León en 2020.

Claustro románico con arcos de piedra en la iglesia de la Virgen del Rivero en el pueblo de San Esteban de Gormaz © Jose Miguel Sánchez/iStock
Claustro románico con arcos de piedra en la iglesia de la Virgen del Rivero en el pueblo de San Esteban de Gormaz © Jose Miguel Sánchez/iStock

Los vinos

En Atauta se encuentra la bodega que toma el nombre del municipio, Dominio de Atauta. Es una de las pocas con viñedos prefiloxéricos, uno de los más antiguos de Europa. Se aplican principios orgánicos y biodinámicos, y el único abono empleado es compost de origen animal y vegetal. Se intenta intervenir poco sobre el vino para que sean las levaduras autóctonas las que lleven a la fermentación. Vinos como Llanos del Almendro 2016 o La Roza 2016 han sido valorados por Parker con 97 y 96 puntos.

En el mismo municipio se sitúa la bodega Dominio de Es. Al frente del proyecto está Bertrand Sourdais, enólogo que trabajó en Dominio de Atauta durante 11 años. Tras salir de Atauta, creó, junto a David Hernando y Olga Escudero, las Bodegas Antídoto. Más tarde, compró las parcelas La Mata, Llanos del Almendro, Camino Olmillos y Valdegatiles, donde nacen sus dos grandes vinos: Viñas Viejas de Soria y La Diva. Al catálogo se han añadido Dominio de Es La Mata y Dominio de Es Carravilla.

No todas las bodegas admiten visitas, así que aconsejamos llamar antes.

Dónde comer

A unos 45 km de la zona —parece lejos, pero merece la pena—, encontramos La Lobita, en Navaleno (Soria), con una Estrella MICHELIN. Está liderada por Elena Lucas, tercera generación familiar en el restaurante.

La naturaleza inspira el menú de Elena Lucas en La Lobita © Diego/La Lobita
La naturaleza inspira el menú de Elena Lucas en La Lobita © Diego/La Lobita

Aranda de Duero y los pueblos del entorno

Aranda de Duero es una de las poblaciones más emblemáticas de la región y cuenta con un entramado de túneles y galerías de bodegas subterráneas de unos siete km bajo el casco histórico. Los amantes de la arquitectura disfrutarán de su patrimonio. Destacan las iglesias de Santa María La Real, de San Juan y de San Nicolás de Bari, además del Santuario de San Pedro Regalado, de los puentes y del Palacio de los Berdugo, donde se alojó Napoleón en 1808.

A modo de curiosidad, Aranda de Duero dispone del primer mapa urbano y el documento cartográfico más antiguo del Archivo General de Simancas, datado de 1503, parte de la Memoria del Mundo de la Unesco. Fue nombrada Ciudad Europea del Vino en 2020 por Recevin (Red de Ciudades Europeas del Vino).

Centro histórico de Aranda de Duero © Miguel Habano/iStock
Centro histórico de Aranda de Duero © Miguel Habano/iStock

Una escapada interesante es a Roa de Duero, a 20 minutos en coche de Aranda. Acoge el Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero, por lo que se considera uno de los lugares clave del territorio vinícola y su casco urbano aloja unos 155 lagares y 238 bodegas subterráneas.

Otra excursión que no os podéis perder es a Moradillo de Roa (Burgos), a unos 20 km de Aranda. El municipio ha sido reconocido como Mejor Iniciativa Enoturística de España y Premio Patrimonio Europa Nostra. A algunos les sonará este pueblo, ya que su complejo etnográfico, de más de 150 bodegas subterráneas, se ha comparado con una aldea hobbit, lo que lo convirtió en visita imprescindible para los fans de la saga del Señor de los Anillos.

Calle de Roa de Duero, caracterizada por sus construcciones de piedras © Juanorihuela/iStock
Calle de Roa de Duero, caracterizada por sus construcciones de piedras © Juanorihuela/iStock

Los vinos

Entre Aranda del Duero y Roa, existen varias bodegas con vinos dotados de múltiples reconocimientos. Entre ellas, Dominio de Calogía by José Manuel Pérez Ovejas, Bodegas Valduero, Bodegas Vizcarra, Bodegas La Horra o Dominio del Águila. Esta última con referencias que rozan los 100 puntos Parker, como Dominio del Águila Canta a la Perdiz de las añadas 2016, 2018 y 2019 o Dominio del Águila Peñas Aladas Gran Reserva 2013.

Destacar que Bodegas La Horra luce la certificación Sustainable Wineries for Climate Protection, la única específica en materia de sostenibilidad medioambiental. La bodega desarrolla varias líneas de investigación, entre ellas, Biogerm, un proyecto que persigue recuperar la biodiversidad de la Tinta del país en el entorno de La Horra.

Por su parte, Domino del Águila cuenta con 30 hectáreas de viñas viejas, la mayoría de agricultura ecológica. En los últimos años, han rehabilitado un lagar tradicional del s. XVII y seis bodegas subterráneas del s. XV. Trabajan con métodos artesanales, siendo muy respetuosos con la naturaleza. Utilizan desde infusiones de hierbas, como la valeriana o la milenrama, para el tratamiento de las viñas, hasta el no clarificado ni filtrado del vino. El objetivo es obtener unos tintos puros, finos y ecológicos con capacidad de envejecimiento, pero que “puedan ser disfrutados al momento”. La bodega se encuentra en el Consejo Ecológico de Castilla y León.

Dónde comer

A medio camino entre Aranda y Roa, se encuentra Aitana, donde el chef Valentín González cocina las especialidades de la zona: Lechazo al horno de leña y Morcilla. Otra opción para comer es Cepa 21, cerca de Roa, en Castrillo de Duero. El restaurante pertenece a la bodega que lleva el mismo nombre. Su propuesta culinaria está a cargo del chef Alberto Soto, quien elabora una cocina moderna a través de dos menús degustación. El salón disfruta de unas maravillosas vistas a los viñedos y la visita se puede completar con un recorrido enológico y compra en su tienda.

Uno de los platos del restaurante Cepa 21 © Cara A Cara/Cepa21
Uno de los platos del restaurante Cepa 21 © Cara A Cara/Cepa21

Peñafiel y los alrededores

Fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1999, alberga el Museo Provincial del Vino y su castillo es su monumento más representativo. Su patrimonio cultural refleja varios estilos arquitectónicos, desde el románico hasta el barroco. Son conocidas las iglesias de Santa María y de San Miguel de Reoyo, el barrio judío, la plaza del Coso, los conventos San Pablo, Santa María o Santa Clara y las ermitas del Santo Cristo del Humilladero y la de San Roque del Valdobar.

Vista del castillo de Peñafiel sobre el río © AndresGarciaM/iStock
Vista del castillo de Peñafiel sobre el río © AndresGarciaM/iStock

Los vinos

Cerca de este municipio se encuentran bodegas representativas como Vega Sicilia (de la familia Álvarez) o Dominio de Pingus (del enólogo danés Peter Sisseck). Pero hay muchas otras interesantes como Pago de los Capellanes, Hacienda Monasterio, Ausàs Bodegas y Viñedos, Tinto Pesquera, Bodegas Arzuaga, Aalto Bodegas y Viñedos, Pago de Carraovejas, Bodegas Protos, Abadía Retuerta, Finca Villacreces o Dehesa de los Canónigos. Muchos de los vinos de estas bodegas son de los mejor valorados por la crítica.

Algunas practican la agricultura ecológica y llevan a cabo prácticas sostenibles y de respeto por el medioambiente. Es el caso de Hacienda Monasterio, que, para mantener la actividad biológica de sus suelos, utiliza productos naturales como extractos de valeriana, hipérico, milenrama, etc. Todos los residuos del cultivo (orujos, restos de podas, escobajo, etc.) son compostados junto con estiércol de oveja y usados como fertilizantes. Este cultivo ecológico está certificado por CAECYL (Consejo Agricultura Ecológica de Castilla y León).

Por su parte, Finca Villacreces practica una viticultura sostenible en el viñedo propio; invierte en acciones de protección y recuperación de la biodiversidad local, emplea packaging de bajo impacto o reciclado; aplica sistemas de eficiencia hídrica y energética y ha reducido la generación de residuos.

Dónde comer: la ruta N-122 Valle del Duero

Entre Peñafiel y Valladolid encontramos la road trip gastronómica y vitícola N-122 Duero Valley, bautizada así como un guiño a la Ruta 66 de los Estados Unidos. En un tramo de 30 quilómetros, se alojan tres restaurantes galardonados con Estrella, ubicados en bodegas destacadas por críticos y especialistas.

La primera parada gastronómica en esta road trip es Ambivium, situado en Peñafiel y reconocido con una Estrella MICHELIN y otra Verde. Se inscribe en una de estas tres bodegas de imprescindible visita: Pago de Carraovejas. El restaurante, liderado por Cristóbal Muñoz, oferta cuatro menús degustación de corte vanguardista, con posibilidad de maridaje con vinos seleccionados entre 4.000 referencias.

De camino a Valladolid, encontramos el segundo restaurante con Estrella de la ruta: Taller. Ubicado entre viñedos, ofrece una propuesta creativa, guiños a la caza y productos de huerto ecológico propio. Pertenece a la mencionada Bodega Arzuaga, propiedad de la familia de la famosa diseñadora Amaya Arzuaga. El programa de actividades de sus instalaciones incluye catas, sesiones enológicas y visitas a la Finca La Planta.

Creatividad y elegancia en Taller © Taller Arzuaga/Taller
Creatividad y elegancia en Taller © Taller Arzuaga/Taller

Por último, la tercera parada con Estrella MICHELIN de este recorrido de la N-122 es Refectorio, situado en la finca de la bodega Abadía Retuerta. La propuesta culinaria, liderada por Marc Segarra, se cimenta sobre la creatividad, la tradición y los productos de temporada, los de su propia huerta y los de productores locales. Aparte de este espacio gastronómico, la bodega alberga uno de los mejores hoteles de la región: Abadía Retuerta LeDomaine, reconocido con tres Llaves MICHELIN. Se trata de una antigua abadía del s. XII, rehabilitada como un hotel boutique, al estilo château, rodeada de un paisaje de viñedos de 500 ha. Ofrece paseos entre las vides y excursiones a las bodegas vecinas.

El hotel Abadía Retuerta LeDomaine inmerso en viñedos © Abadía Retuerta LeDomaine
El hotel Abadía Retuerta LeDomaine inmerso en viñedos © Abadía Retuerta LeDomaine

Aparte de esta ruta, la zona cuenta con otras alternativas culinarias, como Curioso, ubicado en Peñafiel y comandado por Marina de la Hoz y Luis de Miguel, con una carta de mercado actualizada. Cerca de este municipio, en Campaspero, encontramos uno de los asadores castellanos más conocidos, Mannix, especializado en lechazo de raza Churra —elaborado en cazuelas de barro y en horno de leña— y casquería. Si visitamos Valladolid, la capital de la provincia, cuatro opciones: Trigo o Alquimia - Laboratorio, ambos con una Estrella MICHELIN. Y los Bib Gourmand, La Cocina de Manuel y Llantén.

La cocina moderna con raíces tradicionales de Trigo © Goyo/Trigo
La cocina moderna con raíces tradicionales de Trigo © Goyo/Trigo

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Imagen de cabecera: viñedos de la Ribera del Duero © Javier García/Ambivium

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