Cuando se trata de teatros dedicados a la ópera, ninguna otra metrópoli puede competir con Berlín. Ni siquiera bastiones culturales como Nueva York o Roma pueden hacerle sombra en este sentido. Y es que Berlín es la única ciudad del mundo con tres óperas de categoría internacional: la Deutsche Oper Berlin, la Staatsoper Unter den Linden y la Komische Oper Berlin, la cual desempeña un papel muy particular al incluir en su programa no solo piezas del “repertorio serio”, sino también operetas. La joya de la corona de este patrimonio es la Orquesta Filarmónica de Berlín (en alemán, Berliner Philharmoniker), que goza de fama planetaria desde su creación en 1882 y que aparece siempre entre las tres mejores del mundo.
La joya de la corona: la Orquesta Filarmónica de Berlín
La Orquesta Filarmónica de Berlín cuenta con una enorme base de seguidores en todo el mundo, despertando admiración desde Brasil hasta Japón. La Philharmonie, su sede, está situada en la calle Herbert-von-Karajan-Straße, así llamada en honor del antiguo director titular de la orquesta, el cual la ha dotado de una identidad sonora reconocible entre todas. Desde 2019, la Filarmónica está dirigida por Kirill Petrenko, figura también de prestigio internacional.
Con ocasión del Musikfest de Berlín –celebrado tradicionalmente en septiembre–, Petrenko dirigirá un exigente programa que incluirá la Quinta Sinfonía de Anton Bruckner. Tras el festival, Lahav Shani llevará a cabo el Concierto sinfónico para violonchelo de Serguéi Prokófiev, que será interpretado por Alisa Weilerstein.
En octubre, los aficionados podrán disfrutar del monumental Concierto para piano y orquesta con coro masculino de Ferruccio Busoni. El solista será el pianista Kirill Gerstein.
El número de estrellas internacionales que llegan a Berlín es excepcionalmente alto: en octubre, los aficionados podrán admirar a Anna Netrebko sobre el escenario de la Staatsoper Unter den Linden, con ocasión de la tragedia Nabucco de Verdi.
Otro momento destacado será la actuación en la Philharmonie de Daniel Barenboim y Martha Argerich, que presentarán piezas de Beethoven y de Brahms.
Estrellas no solo a nivel musical
Un programa cultural tan extraordinario merece sin duda una gastronomía a la altura. Y aquí, Berlín demuestra que sabe estar al más alto nivel, no solo en lo que a música se refiere.De los diez restaurantes alemanes con tres Estrellas MICHELIN, solo Rutz está en Berlín. Podríamos decir que lo que la Orquesta Filarmónica de Berlín y los tres teatros dedicados a la ópera consiguen a nivel musical, el chef Marco Müller y su equipo lo logran a nivel gastronómico. De hecho, su trabajo no solo está reconocido con tres Estrellas: su compromiso con la sostenibilidad lo ha hecho también merecedor de una Estrella Verde. Müller, con su estilo bien definido, comparte con la ópera el dominio de la “tensión dramática”: tanto si se trata de un Tartar de conejo como de una Carpa madurada en seco, hasta el comensal más experimentado suele llevarse siempre alguna que otra sorpresa (positiva, por supuesto). Sorprende asimismo el enorme respeto con el que trabaja los productos de la mejor calidad: la aparente sencillez encierra, en realidad, una gran complejidad.
Además del Rutz, cinco restaurantes con dos Estrellas MICHELIN y 16 restaurantes con una Estrella elevan aún más la excelencia culinaria de la ciudad.
Tim Raue es probablemente el embajador más conocido de la capital. Una visita a su restaurante con dos Estrellas te permitirá descubrir de primera mano su estilo único, gracias al cual logra imprimir un refrescante giro a una cocina de inspiración asiática y crear platos de autor como la Cigala al wasabi o el Pato Marie Anne. El menú a la hora de la comida también ofrece una versión vegana.
Una buena razón para no esperar al fin de semana para empezar a disfrutar de la gastronomía berlinesa es la excelente cocina del restaurante FACIL, con dos Estrellas MICHELIN y dirigido por el chef Michael Kempf. Abierto para el almuerzo y la cena, pero cerrado los sábados y domingos, este íntimo local con tan solo 14 mesas es uno de los secretos mejor guardados de la metrópoli. Para descubrirlo tendrás que subir hasta la quinta planta de The Mandala Hotel y sentarte, si lo deseas, en su coqueta terraza con castaños y fuentes... Un remanso de paz en el corazón de esta palpitante ciudad. Su gastronomía creativa de base clásica incorpora con habilidad toques asiáticos y mediterráneos para dar vida a platos como la Vieira noruega con hinojo marino y levístico.
Dicho esto, si has venido a disfrutar de conciertos de reputación internacional y de los Estrellas MICHELIN de Berlín, lo más normal es que después de la experiencia quieras relajarte y descansar plácidamente. Por suerte, no lejos de la Herbert-von-Karajan-Straße existen hoteles cuyo renombre traspasa los límites de la ciudad. Es el caso del ya mencionado The Mandala Hotel, con 16 suites personalizadas en un estilo moderno, sobrio, luminoso y siempre discreto.
Sin salir de la zona podremos descubrir asimismo la ambiciosa cocina del elegante restaurante GOLVET, con una Estrella MICHELIN. Acondicionado en la octava planta del edificio Loeser & Wolff, sus vistas de la ciudad y de la Potsdamer Platz son simplemente espectaculares. El equipo del establecimiento, dirigido por el chef Jonas Zörner, da vida a una delicada y moderna cocina creativa que pone de relieve la altísima calidad del producto. Añade a esto un servicio competente y con clase, una interesantísima carta de vinos ecológicos, con amplia presencia de pequeños productores, y propuestas sin alcohol, como la kombucha.
Si tu presupuesto es limitado, una muy buena opción para pasar la noche es el hotel Lulu Guldsmeden, en la Potsdamer Platz. Conceptos como el hip o el escandinavo hygge se plasman en sus interiores: cálidos textiles, superficies de ladrillo envejecido, madera y cuero se combinan con gusto exquisito para crear un decorado muy del s. XXI. Lo mismo puede decirse del restaurante Sæson, que sirve casi exclusivamente productos ecológicos de la región y es conocido por su brunch dominical.
Berlín, animada y diversa como ninguna otra ciudad alemana, siempre merece una visita, pero es en otoño, momento en que las salas de conciertos se llenan de magia, cuando la capital sabrá dejar un recuerdo imborrable entre los amantes de los placeres culturales y gastronómicos.
En el mapa:
Imágenes de cabecera, de arriba a abajo, de izquierda a derecha: Comida en el restaurante Rutz, Entrante en el restaurante Tim Raue, Filarmónica de Berlín, Cigala al wasabi del restaurante Tim Raue, Berlín de noche, Sala de Música de Cámara de la Filarmónica de Berlín © jobayer/Rutz, Nils Hasenau/Tim Raue, Stephan Rabold, Nils Hasenau/Tim Raue, bluejayphoto/iStock, Heribert Schindler / Berliner Philharmoniker