Esta casa valenciana data de 1957, año en el que Pepe Tarrasó y Consuelo, abrieron este espacio a modo de hostal para huéspedes y restaurante. Incluso su nombre, cuentan que fue fruto de una casualidad. Al llevar a la imprenta los tarjetones del restaurante, el nombre original era Lorian Mar, nombre del abuelo del actual chef y propietario y, por un error de impresión, este nombre original fue cambiado por el que actualmente conservan. Más tarde, las hijas de este matrimonio, Concha y Consuelo, tomaron las riendas del restaurante, y al poco tiempo, un jovencísimo José Colomar Tarrasó, hijo de Consuelo y con tan solo 14 años de edad, se puso a los mandos del devenir de este restaurante de playa.
Un restaurante de playa, sí. Pero no nos equivoquemos, lejos de todo estereotipo de establecimientos de playa que solo abren por temporadas, GloriaMar abre los 365 días del año. Razón de más para visitarles fuera de temporada estival y disfrutar de los distintos productos que va brindando cada estación. Siempre con el Mediterráneo de fondo.
En 2001 comienzan las reformas para llegar a ser el restaurante que es hoy en día. Y es en 2007 cuando se someten a una gran reforma para adaptar el espacio a los nuevos tiempos. El hostal, situado en la primera planta, se sustituyó por lo que hoy es el espacio GloriaMar y la planta baja la ocupó el gastrobar Blanc i Blau. GloriaMar aparece por primera vez con la distinción de Bib Gourmand en la guía MICHELIN del 2009. Cuando hablamos de una reforma, no solo nos referimos a la del espacio que ocupan, sino también un cambio del concepto gastronómico que se venía practicando hasta entonces. Sin olvidar la tradición, José Colomar ha ido ajustando las recetas de la cocina autóctona, incorporando influencias viajeras y técnicas novedosas contemporáneas.
La propuesta se articula en base a tres menús degustación: 'La Mediterrània', 'Cavallet de Mar' y el gran menú 'Lorian', nombre que toma en honor al abuelo. En ellos vemos un claro predomino por las materias primas marinas y los productos valencianos. Aunque los menús van cambiado según mercado y temporada, conviene apuntar unos cuantos platos para ejemplificar la cocina de José Colomar. Hablábamos de influencias viajeras, y es que Japón ha influido mucho en la cocina de este chef. Prueba de ello son platos como el Tartar de corvina con agua de tomate traslúcida y alga wakame o el Arroz cremoso de moluscos y katsoboushi o láminas de bonito seco. La evidencia de la cocina autóctona se ve en platos como La Gamba, preparado con gamba roja del Mediterráneo o la Falsa carbonara de sepia y albahaca.
Como comentábamos, durante todo el año organizan jornadas en torno a diferentes alimentos y encuentros gastronómicos que van anunciando en su web y redes sociales.
No pueden dejar de visitar el gastrobar Blanc i Blau, donde sirven tapas de siempre y más elaboradas, suculentos arroces, pizzas o burgers entre la que destaca la Japonesa (tartar de atún, jengibre, cebolla fruta, aceite de sésamo, salsa teriyaki y mayonesa de wasabi), todos ellos ideales para seguir disfrutando de la cocina de este pequeño restaurante playero, que ha sabido sobreponerse a los tiempos, sin olvidar su esencia familiar y su espíritu mediterráneo.
Foto: Macarena Escrivá