Esta representación en miniatura de nuestras cocinas, una propuesta que está conquistando el mundo en los últimos años, se convierte en alta cocina de autor en las diferentes barras que alberga el barcelonés Tickets. El equipo de Albert Adrià, homenajea en este local de estética circense los míticos platos que un día vieron la luz en El Bulli. Una propuesta que ha hecho que este restaurante, además de ser uno de los más solicitados de nuestro país, haya conseguido revalidar este año la estrella MICHELIN que ostentaba.
Además de en el buque insignia de elBarri, la influencia del restaurante de Cala Montjoi puede verse también en los fogones en los que oficia el que fuera uno de sus jefes de cocina, Albert Raurich. Dos Palillos, también con 1 estrella MICHELIN, es un peculiar “show cooking” que fusiona la cocina oriental con los productos españoles. Cuenta con dos barras: una, a la entrada y que no admite reservas, más centrada en las tapas y otra, en la zona interior, con un claro enfoque hacia la cocina asiática y donde se ofrecen menús degustación.
Siguiendo nuestro paseo por Barcelona, no podemos olvidar clásicas tabernas donde disfrutar también del vermut, quintaesencia líquida de la cultura del tapeo. El Xampanyet, en el barrio de El Born ofrece, además del citado vino de aperitivo, una variada selección de tapas especializadas en conservas y salazones.
Si hablamos de Euskadi, Donosti-San Sebastián es una referencia clara para cualquier apasionado de los pinchos. A Fuego Negro se diferencia del resto de bares del barrio antiguo, donde se ubica, por su transgresora y vanguardista propuesta, en la que el “pintxo" alcanza las cotas más altas de creatividad. En el barrio de Gros, no podemos dejar de conocer tampoco el tapeo más clásico de Bergara, con una excelente barra de pinchos como la Txalupa, un gratinado de setas y langostinos.
En Madrid, con una recién estrenada primera estrella, A’Barra ofrece una oferta alejada del clásico bar castizo. Su gran barra circular de granito es el escenario en el que se ejecuta “en directo” un menú degustación cerrado para una veintena de comensales. Una barra gastronómica con elaboraciones actualizadas, siempre en base al producto.
También Viavélez es un punto de referencia en la capital para aquellos que disfrutan con opciones más clásicas, si bien su cocina aporta un interesante punto de creatividad al recetario asturiano en el que se inspira su carta. Otras tabernas madrileñas con sabores de antaño son Tasca La Farmacia o La Castela, esta última reconocida con el distintivo Bib Gourmand de la guía MICHELIN España & Portugal 2017.
En Alicante encontramos magníficos referentes en lo que a barras con enjundia se refiere. Nou Manolín, un local de aire rústico que atesora una completa carta de tapas, con raciones, arroces, ostras, gambas rojas y sus clásicos calamares a la romana, es junto a otro restaurante del mismo grupo, Piripi, un gran clásico que no podemos dejar de visitar en esta ciudad mediterránea. Además, Nou Manolín es una de las barras preferidas de Joël Robuchon, uno de los cocineros con mayor número de estrellas MICHELIN por los restaurantes que regenta alrededor de todo el mundo. El chef francés, que suele veranear en la zona, se inspiró en el concepto, que idearon en 1971 Vicente Castelló y su mujer Vicentina, para la creación de su L’Atellier de Paris, con 2 estrellas, toda una referencia en la “ciudad de la luz”.
Por último, con una estrella MICHELIN desde el año 2015, Tatau Bistro, actualmente en pleno traslado de sus instalaciones a un nuevo local de la calle Azara en la ciudad de Huesca, cuenta con una de las barras con mayor personalidad de nuestro país. Su chef Tonino Valiente, ofrece elaboraciones de elevado nivel técnico, productos de calidad y precios razonables, en un entorno inspirado en el mundo de los tatuajes, el rock&roll y las pin-up de los 50.
