Comer fuera 1 minuto 06 septiembre 2019

Lúa: dos restaurantes en uno

El restaurante madrileño Lúa cuenta con 1 estrella MICHELIN y un doble formato. En la planta de arriba, una zona de barra pensada para el picoteo y una terraza durante el verano. En la planta de abajo, un restaurante gastronómico donde disfrutar de una cocina con raíces fuertes y la vista puesta en el futuro.

La de Lúa es una historia de tierra, luna y estrellas.

Todo empezó en 2005, en un pequeño local de la madrileña calle Zurbano. Allí, entre tan sólo ocho mesas, el chef y empresario gallego Manuel Domínguez empezó a plasmar su proyecto personal: un restaurante de cocina bien anclada a la tierra– de especial manera, a su tierra, Galicia– pero adaptada al siglo XXI.

Para este proyecto eligió el nombre Lúa, que significa “luna” en gallego, un nombre que obliga a mirar hacia arriba y a soñar. También decidió prescindir de la carta y optar por un menú degustación que cambiara en función de los productos de temporada. La tierra, al fin y al cabo, una vez más.

La del menú degustación único fue una elección atrevida y muy poco común en esa época, que respondía a la necesidad de que los clientes de Lúa se sintieran como en casa. Igual que cuando alguien te invita a comer y comes lo que el anfitrión prepara después de haber hecho la compra en el mercado.

Esa calidez y la apuesta por una cocina estacional y de mercado siguen siendo un rasgo distintivo de Lúa también ahora, en el local que ocupa desde 2012, ubicado en el número 5 del Paseo de Eduardo Dato. Sin duda, una de las zonas más elegantes del castizo barrio de Chamberí.

Un local más amplio, versátil y luminoso que luce 1 estrella MICHELIN desde 2016 y se articula en dos espacios con dos propuestas gastronómicas muy distintas.

En la planta baja, un restaurante gastronómico que sigue funcionando sólo y exclusivamente con un menú degustación compuesto por nueve platos (Menú Lúa): tres aperitivos, dos entrantes, pescado, carne, pre-postre y postre.

Como es tradición, el menú degustación varía en función de la estacionalidad y alterna clásicos de Lúa como la Ensaladilla de mariscos, la Ensalada de chocolate y frutos rojos, la Sopa de ajo o la Raya en caldeirada (siempre dependiendo de la estación del año) con muchas propuestas renovadas.

También existe la posibilidad de maridar cada plato del menú con una de las 150 referencias de vinos con las que cuenta la bodega (Menú Lúa Chea).

En la planta de arriba, se encuentra una zona de estética y ambiente más informal con mesas altas y bajas y una barra de tapeo que centra su oferta gastronómica en raciones y medias raciones pensadas para compartir.

La carta incluye platos de cocina fusión, platos de cuchara –de las legumbres a las sopas frías– y concede un lugar especial a productos con fuerte tradición gallega como el marisco, el pescado, la ternera y, sobre todo, el pulpo propuesto en dos versiones: Pulpo á feira y Pulpito al horno sobre puré de patatas y ajada. Algo que no podía faltar en casa de un cocinero que procede de una familia pulpeira y se ha pasado unos cuantos años preparando y cocinando este excelente producto.

En los meses de verano, a este espacio se suma una terraza bonita, amplia y tranquila. Tres adjetivos que no siempre son fáciles de encontrar en el terraceo madrileño.

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