Viajes 9 minutos 09 enero 2024

2 días en Buenos Aires

CABA, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es la cosmopolita capital de Argentina y una urbe hospitalaria donde conviven la tradición y la modernidad. No lo dudes y pasea por sus barrios, pues están repletos de historia y tienen una oferta gastronómica digna de ser descubierta.

La capital argentina se recuesta sobre el inmenso Río de la Plata. Una ciudad reconocida por su arquitectura elegante y sus calles empedradas, por su teatro y su música, por sus emblemáticas noches eternas y una gastronomía joven de la mano de cocineros creativos que reciben ingredientes de cada extremo del país: de la selva en el noroeste, de los valles patagónicos en el sur, del altiplano y los viñedos sobre la Cordillera de los Andes, de las paradisíacas costas atlánticas y de esas inmensas llanuras pampeanas que dan vida a las mejores carnes. En esta selección de la Guía MICHELIN te proponemos recorrer Buenos Aires en dos días, a través de los mejores restaurantes y hoteles de la ciudad.

Día 1: el casco histórico

Por la mañana
El café en Buenos Aires es más que una infusión: es parte de una cultura y de una historia porteña, reivindicada en su literatura y cotidianeidad. Cada mañana los locales se acercan a los cafetines tradicionales para pedir un cortado o un café con leche acompañado de medialunas: algunos las prefieren dulces, elaboradas con pura mantequilla; otros saladas, hechas con grasa. Entre cientos de opciones, el Florida Garden es una institución: con más de 60 años de vida, por sus mesas pasaron artistas e intelectuales, políticos, empresarios y deportistas, desde Maradona a Jorge Luis Borges, entre otros muchos más.

Desde allí es posible recorrer buena parte del centro financiero, histórico y político de la ciudad: la Avenida Corrientes con sus grandes teatros y esas pizzerías clásicas (si tienes hambre, come en una barra una porción de fugazetta al paso), la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, la Avenida de Mayo con edificios emblemáticos como el imponente Palacio Barolo, cuya arquitectura homenajea a La Divina Comedia, icónica obra del poeta italiano Dante Alighieri.

Unas pocas manzanas más allá está San Telmo, barrio donde el tango se respira en cada esquina. En la intersección de Bolivar y Carlos Calvo se encuentra uno de los mercados de abastos más antiguos de la ciudad: el Mercado de San Telmo, un espacio donde se cruzan vecinos locales y turistas por igual. Allí es posible comprar frutas, verduras y carnes de gran calidad, así como almorzar en uno de los muchos puestos de cocina callejera que hay dentro: desde deliciosos choripanes hasta empanadas de carne tradicionales o un guiso de lenteja para los días más fríos del invierno.

Interior del Mercado de San Telmo © Instagram/Mercado de San Telmo
Interior del Mercado de San Telmo © Instagram/Mercado de San Telmo

Almuerzo
En San Telmo se unen pasado y presente: es el casco histórico de la ciudad, donde abundan locales de antigüedades y conventillos del siglo XIX, pero también diseñadores ofreciendo indumentaria contemporánea y artistas callejeros -en especial alrededor de la Plaza Dorrego- con bailarines de tango, poetas y músicos varios. Para almorzar, además del Mercado de San Telmo, una buena opción es ir al boulevard Caseros donde se encuentra el restaurante Caseros, reconocido con el Bib Gourmand: en un salón luminoso, jovial y de aires retro, ofrecen una cocina casera y honesta con raíces locales: desde unos Langostinos y calamares a la plancha con morrones asados hasta el Matambrito de cerdo con batata y ensalada de rúcula e hinojos. Para beber, un Malbec es siempre una buena opción, aunque puedes pedir antes un vermut local como aperitivo.

Tras el almuerzo, aprovecha y recorre este hermoso boulevard que se convirtió en un paseo gastronómico en sí mismo: hay propuestas veganas y vegetarianas, pizza de masamadre, cocina italiana, coctelería, pastelerías...

© Leo Liberman/Caseros
© Leo Liberman/Caseros

Por la tarde
Recorre el camino hecho durante la mañana en dirección inversa, cruza nuevamente la Av. de Mayo y vete ahora a los barrios vecinos de Retiro y Recoleta. Muchos se refieren a esta zona como el París de Sudamérica, por una arquitectura señorial que responde a la inmigración francesa que llegó durante el siglo XIX. Grandes palacios, galerías de arte, monumentos históricos y espacios culturales como el Museo Nacional de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional merecen una visita. Sobre la Av. Alvear están las boutiques de importantes marcas internacionales y también muchos de los hoteles de lujo de la ciudad. Acércate al Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, construido en 1934 por el arquitecto francés León Dourge, y siéntate en la terraza con vista a los imponentes jardines centrales de este lugar. Puedes aprovechar que estás allí y pedir, al atardecer, una degustación de los distintos quesos que maduran en una cava, especialmente acondicionada, junto con una copa de vino a elección entre cientos de referencias posibles de todo el país. Si prefieres, puedes cruzar todo el jardín y sentarte en Gioia Cocina Botánica, la experiencia plant based del hotel, donde de tarde ofrecen snacks como las Tortillas de maíz fritas con emulsión de tofu y merken, ragú de poroto, salsa criolla y sour cream; o la Torta cítrica con frosting de queso vegano y cítricos. Si te animas, cuando salgas del hotel solicita un tour por el aristocrático Cementerio de la Recoleta, donde imponentes mausoleos y bóvedas guardan los restos de muchos de los principales protagonistas de la historia argentina. Si prefieres, también puedes caminar hasta el Ateneo Grand Splendid, bellísima librería considerada la más grande de Sudamérica. Inaugurada en el año 2000, se ubica en un esplendoroso teatro de principios de siglo XX, con sus barandas originales y una cúpula con frescos de 20 metros de diámetro.

Cruza luego la ancha avenida 9 de Julio, con el obelisco que se ve a lo lejos; elije la calle Arroyo y visita alguna de las numerosas galerías de arte que hay allí, algunas con propuestas clásicas y otras más contemporáneas. Date un respiro con un buen café de especialidad en The Shelter Coffee o sigue un poco más y bebe una copa de vino en la pequeña barra de la vinoteca Pro.vin.cia. Si quieres probar algunas de las famosas facturas locales (pasteles), pasa por Dos Escudos, tradicional panadería elegida por muchos de los mejores cocineros de la ciudad, donde habrá churrinches, fosforitos, sándwiches de miga, bizcochitos de grasa y más.

© Palacio Duhau Park Hyatt
© Palacio Duhau Park Hyatt
Paté de lentejas ahumado, pickles de cebolla morada, chips de calabaza y sriracha © Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires/Gioia Cocina Botánica
Paté de lentejas ahumado, pickles de cebolla morada, chips de calabaza y sriracha © Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires/Gioia Cocina Botánica

Cena y velada
No te será fácil elegir un único lugar donde cenar: varios de los mejores restaurantes de Buenos Aires están en esta zona. Si buscas un espacio pequeño, coqueto y con una cocina contemporánea basada en tradiciones francesas, españolas y argentinas, puedes ir a Roux, del chef Martin Rebaudino. Platos coloridos y detallistas, con muchas capas de sabor e ingredientes: podrán ser unas Ostras templadas con puré de manzanas Golden, lágrima de mejillones y kiwi; un Carpaccio de remolachas amarillas asadas con virutas de jamón serrano, kimchi, gel de limón y celdas de tomates caramelizados; o su famoso Cochinillo al estilo de Segovia servido con chimichurri.

También puedes reservar previamente una mesa en Aramburu, único restaurante con dos Estrellas MICHELIN de la Argentina. Un preciso menú degustación de 18 pasos conducido con maestría por Gonzalo Aramburu, a quién podrás ver en la cocina expuesta a modo de escenario. Cada plato es una pequeña obra de arte, tanto por su estética como por su concepción técnica: el Cerdo con azafrán servido dentro de la fruta del maracuyá, las Hojas de parra mendocina crocante, el Bombón de pomelo servido como centro de un colorido girasol... son algunos ejemplos a tu alcance.

Una tercera opción cercana es Marti, el restaurante basado en vegetales de Germán Martitegui, uno de los cocineros más conocidos del país. Durante años Germán fue la cara del fine dining creativo en Argentina, ganando el reconocimiento de la crítica y de los comensales; en los últimos años se convirtió, además, en un personaje muy popular como jurado de MasterChef. En Marti podrás comer una cocina simple y sabrosa, con ingredientes elegidos de pequeños productores a lo largo del territorio argentino. Un Shawarma de hongos, unos Salsifíes a la parrilla, todo sentado en una barra que envuelve a la cocina, bebiendo vinos seleccionados por el sommelier.

Para continuar la velada, vete al Four Seasons Hotel Buenos Aires, emplazado en el límite entre Retiro y Recoleta. Una ubicación estratégica para un hotel con fuerte identidad gastronómica. Además de su relajante spa y de su piscina al aire libre, ubicada en los jardines, este lugar cuenta con varias propuestas de cocina. Elena es su restaurante principal, donde sirven platos para compartir al centro de la mesa, especialmente carnes que añejan ellos mismos (como el T-Bone de Angus añejado por 45 días), pero también pescados, pulpo, pato, vegetales y más. De todas maneras, para continuar la noche, el mejor lugar del hotel es Pony Line, su bar de coctelería contemporánea: prueba el cóctel “El otro vinito”, un clarificado de tequila, sauvignon blanc y dulce de cayote que es fresco y delicioso. Si quieres seguir la ruta de la coctelería, a poca distancia están Florería Atlántico y Presidente, dos reconocidos bares abiertos hasta la madrugada.

© RESTAURANT ROUX/Roux
© RESTAURANT ROUX/Roux
© Eugenio Mazzinghi/Aramburu
© Eugenio Mazzinghi/Aramburu
© Marcelo Setton/Marti
© Marcelo Setton/Marti
© Four Seasons Hotel Buenos Aires/Elena
© Four Seasons Hotel Buenos Aires/Elena


Día 2: Palermo, Villa Crespo y Chacarita

Por la mañana
A finales de 1990 Palermo renació como barrio joven de la mano de diseñadores, artistas y cocineros emergentes, para convertirse con el paso del tiempo en el principal polo gastronómico de la ciudad. Hoy, los barrios vecinos -Chacarita, Villa Crespo y Colegiales- muestran mucho de aquel primer Palermo, con nuevas propuestas pero manteniendo aún la calma de sus calles arboladas.

El día puede comenzar en Palermo, desayunando un Flat White en Cuervo, casa que se convirtió en símbolo de las cafeterías especializadas de Buenos Aires. Con granos de café de diversos orígenes, tostados por ellos mismos, suman además opciones de comida que van desde un goloso Alfajor de almendras y dulce de leche hasta un más ligero Pan de semillas con palta, tomates secos y rúcula.

Desde allí, recorre el barrio y visita las múltiples tiendas de la zona. Indumentaria y calzado de diseñadores independientes, lámparas originales y decoración pop, pequeñas librerías y frondosos viveros. Visita The Paul Gallery, un escondite secreto donde comprar elegante vajilla de porcelana entre plantas autóctonas y flores muy coloridas. Buena parte del encanto de Palermo se descubre recorriendo esas calles, frenando en algún bar para tomar un café o pidiendo, por ejemplo, un Churro de dulce de leche recién elaborado en Juan Pedro Chuntaro Style, para continuar luego el paseo.

Una de las mesas de Don Julio © Don Julio
Una de las mesas de Don Julio © Don Julio

Almuerzo
Si quieres conocer lo mejor de la carne argentina, elije Don Julio, la parrilla más emblemática de la ciudad. Con una Estrella MICHELIN y la Estrella Verde, Don Julio cuenta con las mejores carnes del país, servidas en su punto justo, tiernas y sabrosas, de razas inglesas mejoradas por los pastos de las llanuras pampeanas. Empieza allí con la Molleja, especialidad de la casa, también con la charcutería elaborada por el cocinero Guido Tassi. Sigue con un Ojo de bife o una Entraña, y no olvides pedir las Papas fritas de triple cocción. No menosprecies las verduras de estación que ofrecen en esta casa: son todas de huertas orgánicas propias o que trabajan de manera exclusiva para ellos. Si tienes tiempo, recorre la cava subterránea donde descansa una colección de vinos única, incluyendo añadas antiguas de cada rincón de la Argentina.

También puedes optar por otra gran tradición de la ciudad de Buenos Aires, su cocina italiana nacida al calor de las grandes olas inmigratorias ocurridas entre 1870 y 1920, donde más de tres millones de italianos se establecieron en Argentina. La chef julieta Oriolo es hija de inmigrantes italianos y en La Alacena Trattoria (que obtuvo el Bib Gourmand) elabora pastas caseras con sémola de grano duro y huevos de corral, aprovechando productos frescos que consigue cada día en el mercado. En un ambiente amigable y relajado es posible pedir unos Tortelli de mortadella con vellutata de arvejas frescas, también los Tagliolini con pesto, pistachos y ricota salata, entre otros muchos platos. ¡Todo es igual de tentador!

La chef Julieta Oriolo  © La Alacena Trattoria
La chef Julieta Oriolo © La Alacena Trattoria

Por la tarde
¡Decide ahora dónde quieres continuar! Una opción es apuntar a la zona más aristocrática de Palermo y descansar en el jardín interno de Casa Cavia, una bellísima casona construida hace más de un siglo, reconvertida en mix de restaurante, bar, cafetería, florería y editorial. La propuesta gastronómica, que incluye desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, está a cargo de Julieta Caruso, quien trabajó nueve años en Mugaritz, el mítico restaurante del País Vasco, donde llegó a ser jefa de cocina. Luego puedes caminar por los bosques de Palermo, donde los patos nadan en los lagos mientras los locales aprovechan y pasean en bicicleta, practican con sus patines o simplemente se sientan bajo la sombra de los jacarandás. Finalmente, come un helado artesanal en algunas de las muchas heladerías que hay en el barrio: Antiche Tentazioni es una de las mejores.

Otra opción es ir para el lado de Chacarita y de Villa Crespo, dos barrios residenciales vecinos a Palermo, elegidos por cocineros jóvenes que buscan abrir sus propuestas más personales. En Chacarita pásate por Santi Cheese, la cava de quesos de Santiago Valenti, y prueba algunos de los quesos de leches de oveja, cabra y vaca que él mismo afina hasta encontrar su mejor momento de consumo. O siéntate para un breve aperitivo en Anchoíta Cava, una filial del restaurante Anchoíta (reconocido con la Estrella Verde), donde ofrecen más de 50 variedades de quesos, charcutería propia y decenas de opciones de vinos por copa. En Villa Crespo también puedes pasarte por La Crespo, donde ofrecen pastrón, knishes, hummus y otras raciones de la tradicional cocina judía con especialidades ashkenazíes y sefaradíes.

© Casa Cavia
© Casa Cavia
© Anchoíta
© Anchoíta

Cena y velada
Estos tres barrios tienen la mayor variedad de propuestas gastronómicas de todo Buenos Aires. En Palermo, puedes ir a Niño Gordo, uno de los restaurantes más instagrameables de la ciudad, especializado en una cocina asiática sin ortodoxias. Su Tataki de bife de chorizo con yema curada es uno de los clásicos que nunca fallan, lo mismo que la Molleja con sweet chili. ¿Lo mejor? sentarse en la barra, pedir un cóctel y ver a los cocineros en acción frente a los fuegos de la parrilla. Una opción más romántica es Reliquia, galardonado con un Bib Gourmand; allí, en un ambiente cálido y acogedor, un equipo de cocineros jóvenes armó una carta de estación donde los vegetales pisan fuerte: prueba los Espárragos grillados con puré de brócoli, habas, gel de limón y maní frito; también el Calamar a la parrilla, yogurt de krein y pepino asado.

En Villa Crespo la mejor opción es Julia (haz la reserva varios meses antes de ir), donde el cocinero Julio Báez da rienda suelta a su creatividad con platos como el Vacío de wagyu argentino curado con koji y terminado a la parrilla, con puré de ajo emulsionado con manteca azul, jugo y papa frita. Y en Chacarita, busca una de las opciones más originales de Buenos Aires sentándote en Na Num, el restaurante de Lis Ra. En este pequeño y moderno espacio ella, que es hija de padres coreanos, pensó un menú de platitos para compartir en la mesa, con sabores que saltan de Corea a la Argentina con comodidad: la Humita de choclo con kimchi, pickle de nabo y ensalada de escarola es una buena demostración.

Para entender por qué se dice que Buenos Aires es la ciudad que nunca duerme, puedes luego recibir la madrugada en alguno de los muchos bares y vermuterías que hay en esta zona de la ciudad: 878 Bar, El Limón, Sofá, Uptown y La Fuerza son muy buenas opciones.

© Rodrigo Ruiz Ciancia/Niño Gordo
© Rodrigo Ruiz Ciancia/Niño Gordo
© Reliquia
© Reliquia
© Laura Macias/Julia
© Laura Macias/Julia
© Laura Macías/Nanum
© Laura Macías/Nanum


Direcciones mencionadas:

Florida Garden: Florida 899, CABA
Mercado de San Telmo: Defensa 963, CABA
Caseros Restaurante: Av. Caseros 486, CABA
Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires: Av. Alvear 1661, CABA
Gioia Cocina Botánica: Posadas 1350, CABA
Pony Line (Four Seasons Hotel Buenos Aires): Posadas 1086, CABA
Aramburu: Vicente López 1661, CABA
Roux: Peña 2300, CABA
Marti: Rodríguez Peña 1973, CABA
Cuervo: Costa Rica 5801, CABA
Four Seasons Hotel Buenos Aires: Posadas 1086/88, CABA
Elena: Posadas 1086/88, CABA
Paul Gallery: Gorriti 4865, CABA
Juan Pedro Chuntaro Style: Thames 1719, CABA
Don Julio: Guatemala 4699, CABA
La Alacena Trattoria: Gascón 1401, CABA
Casa Cavia: Cavia 2985, CABA
Anchoita Cava: Juan Ramírez de Velasco 1456, CABA
Santi Cheese: Loyola 1539, CABA
Niño Gordo: Thames 1810, CABA
Reliquia: Ángel Justiniano Carranza 1601, CABA
Julia: Loyola 807, CABA
Na Num: Roseti 177, CABA

© Four Seasons Hotel Buenos Aires
© Four Seasons Hotel Buenos Aires
Escultura móvil Floralis Genérica, en la Plaza de las Naciones Unidas © Pixabay
Escultura móvil Floralis Genérica, en la Plaza de las Naciones Unidas © Pixabay

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Imagen de cabecera: Plaza de la República, en Buenos Aires © Getty Images

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