Para unas vacaciones de verano que conjugan temperaturas moderadas, paisajes salvajes y una apasionante oferta culinaria, Europa es una opción excelente. Desde escapadas a las altas montañas de los Alpes hasta estancias costeras con la brisa marina y el océano de fondo, pasando por entornos indómitos, ideales para practicar senderismo y observar la fauna, estos siete destinos europeos centrados en la gastronomía no defraudan.

1. Para una escapada urbana: Reikiavik (y más allá), Islandia
Aguas termales burbujeantes, campos de lava cubiertos de musgo y volcanes humeantes: cuando se trata de paisajes espectaculares, Islandia no se queda atrás. Los largos días de verano, con luz casi constante y temperaturas en torno a los 13 °C, sumados a una vibrante escena gastronómica urbana, hacen de Reikiavik un lugar ideal para explorar.En lo más alto de la lista está ÓX, del chef Thrainn Freyr Vigfusson, que ha recibido la Estrella Verde en la gala de la Guía MICHELIN Nórdica 2025. Para alojarse, nada como el elegante The Reykjavik EDITION, en el antiguo puerto. Se trata de un hotel donde las habitaciones combinan lámparas de cobre, mantas de lana de colores y una oferta culinaria destacada con platos magistralmente preparados a la parrilla Josper en el restaurante TIDES.
Entre las actividades al aire libre cercanas destacan las rutas de senderismo por el monte Esja y la observación de frailecillos en la isla de Viðey. Desde aquí es fácil explorar la escarpada península de Reykjanes, pero merece la pena añadir una estancia en The Retreat at the Blue Lagoon Iceland para disfrutar sin aglomeraciones de las famosas aguas geotermales de color azul eléctrico. Además, en este lugar se encuentra Moss, un restaurante galardonado con una Estrella MICHELIN, donde podrás saborear productos locales provenientes de las montañas, los ríos y el mar islandeses.
2. Para un viaje de fiordo a fiordo: Oslo y Bergen, Noruega.
Si las ciudades de Oslo y Bergen, situadas entre fiordos, ofrecen una brisa refrescante y una excelente gastronomía, ¿por qué elegir solo una? Comienza en Oslo, donde los parques florecen con lilas en verano, y alójate en el hotel Sommerro, que cuenta con habitaciones de estilo art déco decoradas con alfombras estampadas con pájaros y espejos grabados. Durante tu estancia, no dejes de visitar el restaurante con tres Estrellas MICHELIN Maaemo, cuyo nombre significa “Madre Tierra” y cuya cocina representa lo mejor de la gastronomía local. También destaca Eero, uno de los establecimientos favoritos de los amantes de la pesca y el marisco.Dirígete hacia el oeste hasta Bergen, en un impresionante viaje de siete horas a través de Hardangervidda, repleto de majestuosas montañas, bosques frondosos y cascadas imponentes, entre las que se encuentra Vøringsfossen. El trayecto en tren es igualmente pintoresco. Bergen, rodeada por siete montañas ideales para practicar senderismo y ciclismo, es la puerta de entrada a algunos de los fiordos más bonitos de Noruega, incluido el Sognefjord. Como colofón, una oleada de restaurantes innovadores ha incrementado su atractivo culinario.
Alójate en el Bergen Børs Hotel, sede de Bare, un llamativo bar que ofrece cócteles elaborados con esmero y vinos de alta gama. A solo 10 minutos a pie, puedes cenar en el recién galardonado Gaptrast, el último proyecto del talentoso dúo Øystein Ellingsen y Kristan Bretten Vangen. Allí te espera una cocina abierta, oscura y sensual, con fuego de carbón y una cuidada selección de ingredientes madurados en seco. Tampoco te pierdas Omakase by Sergey Pak, un japonés recién llegado al firmamento MICHELIN, con una Estrella y capacidad para solo 10 comensales. Abróchate el cinturón y prepárate para menús de 14 y 20 platos, que exhiben habilidades magistrales con el cuchillo y presentan delicias como el Sashimi de reno.

3. Para una escapada alpina con un toque diferente: Megève, Francia
Aunque Megève, en pleno corazón de los Alpes, es más conocida como destino de esquí invernal, en verano este encantador pueblo alpino cobra una nueva vida. Las vistas épicas del Mont Blanc siguen siendo protagonistas, ahora enmarcadas por prados salpicados de flores silvestres y arroyos cristalinos.Cuenta con una amplia oferta de actividades al aire libre (como ciclismo, escalada y parapente) y una gastronomía que va mucho más allá de los clásicos (aunque deliciosos) platos de fondue y raclette. Para una experiencia culinaria de alto nivel, visita el restaurante Vous, galardonado con una Estrella MICHELIN, donde puedes degustar Langostinos con azafrán de Saboya. Y si te apetece comida japonesa, en la planta superior se encuentra Anata, un íntimo local con barra de madera que sirve sushi y gyozas espectaculares.
En cuanto al alojamiento, el lujoso resort Zannier Le Chalet, con su piscina de iluminación ambiental, y L’Alpaga, a Beaumier hotel, con chalés privados y habitaciones de diseño contemporáneo, ofrecen hospitalidad alpina con estilo y sofisticación.
4. Para excursiones de alto nivel y cocina vegetariana: Mayrhofen, Austria
Los Alpes de Zillertal, en Austria, combinan paisajes montañosos imponentes con agradables temperaturas estivales: máximas de alrededor de 26 °C (79 °F) en los valles y brisas refrescantes conforme se asciende por encima de los 1.500 metros (5.000 pies).Esta región es ideal para los amantes de la actividad al aire libre, con 1.400 km de rutas de senderismo, 1.200 km de caminos ciclistas y la posibilidad de practicar deportes acuáticos. Enclavada entre picos de 3.000 metros, la espectacular Mayrhofen cuenta con senderos de fácil acceso, aventuras de rafting en el río Ziller y emocionantes recorridos de barranquismo en las gargantas de Mayrhofen-Hippach.
En el Parque Natural de Alta Montaña de los Alpes de Zillertal, cada excursión se ve recompensada con vistas de praderas alpinas, glaciares y desfiladeros, además de posibles avistamientos de marmotas y cabras montesas. Para descansar, el ZillergrundRock Luxury Mountain Resort, distinguido con la Llave MICHELIN, ofrece alojamiento de lujo con un spa de primer nivel y una bodega premiada.
No te pierdas una cena en Guat'z Essen, en la cercana localidad de Stumm. Allí, el chef Peter Fankhauser aplica el concepto de “permacultura a la mesa”, transformando una rica variedad de productos de su huerto de 15.000 pies cuadrados en menús vegetarianos de 9 y 13 platos. Cada elaboración, elegante y sorprendente, se presenta con nombres sencillos que destacan su ingrediente principal (como Tomates, Hojas de shiso o Hierbaluisa), y se sirve con una estética cuidada y creativa.

5. Para disfrutar de un festín paisajístico: isla de Skye, Escocia
Nieblas que se extienden sobre la costa, pináculos afilados y etéreas piscinas naturales: el paisaje de la isla de Skye es pura poesía. Al oeste de Escocia, la mayor de las islas Hébridas Interiores conjuga un encanto remoto con temperaturas veraniegas suaves, en torno a los 17 °C, con ocasionales chaparrones. También cuenta con una historia llena de anécdotas sobre la destilación de whisky, ya que es el lugar de origen del Talisker.Las largas horas de luz amplían el tiempo disponible para explorar, mientras que los vientos predominantes del suroeste aportan una brisa agradable. Alójate en Kinloch Lodge, un antiguo pabellón de caza del siglo XVII reconvertido en un refugio lujoso y sereno. Situado junto al tranquilo Loch na Dal y al pie de la montaña Beinn na Caillich, en la verde península de Sleat, este alojamiento ofrece actividades como recolección de setas y excursiones guiadas para observar nutrias y focas, siempre acompañadas por un gillie local.
Las peregrinaciones gastronómicas al norte de Skye merecen la pena. Dirígete a Three Chimneys & The House Over-By, a orillas del lago Dunvegan, para degustar platos que rinden homenaje a la despensa natural de la zona. O a Loch Bay, un restaurante de seis mesas ubicado en una cabaña de labranza, que exhibe la única Estrella MICHELIN de la isla, para disfrutar de una gran variedad de mariscos preparados con maestría.

6. Para disfrutar de los acantilados y de la gastronomía: Ardmore, Irlanda
Aunque Ardmore, una localidad costera del condado de Waterford en Irlanda, sea pequeña, cuenta con playas vírgenes, paseos por los acantilados, una rica historia (se cree que es el asentamiento cristiano más antiguo del país) y una destacada oferta culinaria. Si a esto le sumamos unas temperaturas suaves (en torno a los 19 ºC, con algún chaparrón ocasional), la brisa marina, los chapuzones en la playa de Ardmore (galardonada con la Bandera Azul), una catedral medieval, kayak y escalada en roca, su atractivo estival resulta evidente.A media hora en coche hacia el interior, el Castlemartyr Resort (una casa señorial del siglo XVII) y su galardonado Terre, conocido por su inteligente combinación de sabores irlandeses y asiáticos, ofrecen una estancia con Llave MICHELIN y una cena de dos Estrellas. El restaurante House, dentro del hotel Cliff House Hotel, es otro acierto: las amplias vistas de la bahía de Ardmore complementan a la perfección la cocina francesa clásica del establecimiento.

7. Escapada centrada en los viñedos: Crans-Montana, Suiza
En verano, cuando la nieve se ha derretido y ha dejado al descubierto viñedos, exuberantes praderas, bosques y casi 200 kilómetros de senderos señalizados, Crans-Montana cobra todo su esplendor. Este destino de los Alpes suizos, situado a 1.500 metros sobre el nivel del mar, goza de temperaturas en torno a los 24 grados centígrados y grandes dosis de adrenalinaHay senderos para ciclismo de montaña, un parque de descenso en bicicleta con vistas al valle del Ródano, y dos opciones para jugar al golf, incluido el famoso Golf Club Crans-sur-Sierre. También se puede disfrutar de actividades acuáticas al ritmo que se desee: desde wakeboard hasta baños tranquilos en alguno de los cinco lagos de la región. Uno de los favoritos es Etang Long, con un animado club de playa que, en verano, ofrece petanca y vóley-playa a orillas del lago.
Para alojarte, elige LeCrans Hotel & Spa, un establecimiento con dos Llaves MICHELIN donde las elegantes habitaciones, revestidas en madera de pino, cuentan con bañeras de hidromasaje. El hotel alberga LeMontBlanc, un restaurante de alta gastronomía, galardonado con una Estrella MICHELIN, dirigido por el chef Yannick Crepaux. Otros lugares que no hay que perderse, a menos de una hora en coche, son L'OURS, del chef Franck Reynaud, que sirve una espectacular cocina de temporada y una selección de vinos del Valais a la altura; y Gilles Varone, en Savièse, conocido por su característico filete de perca.
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Imagen de cabecera: la piscina al aire libre del hotel de montaña L'Alpaga, en Megève, en los Alpes franceses, con temperaturas perfectas para unas vacaciones de verano en Europa. © L'Alpaga