Ni Italia, ni España, ni Alemania, ni Francia, ni siquiera Suecia o Japón, ni Estados Unidos o Reino Unido. Ninguno de estos países tiene una colección de hoteles boutique pioneros que pueda superar lo que ha surgido en Portugal en la última década. A pesar de ser un poco más pequeño que esos otros lugares, tanto en superficie como en población, Portugal está muy por encima de su peso cuando se trata de alojamientos de vanguardia. Y lo que es más sorprendente, los hoteles más innovadores e inventivos de Portugal no se encuentran en las grandes ciudades, donde cabría esperar. No, están repartidos por el campo, en bosques y valles, en playas e islas, lugares en los que tienen espacio para experimentar y en los que la creatividad no está limitada por los acogedores confines del espacio urbano.
Ya hemos escrito antes sobre la legendaria carrera de los hoteles rurales de Portugal, enumerando estos extraordinarios ejemplos. Hoy analizamos cinco de los hoteles boutique más interesantes de esa selección.
Cuando describimos estos hoteles como boutique, lo hacemos en el sentido original de la palabra. No se trata de cadenas ni de submarcas de empresas consolidadas que buscan completar su cartera. Se trata de hoteles únicos que no podrían existir en ningún otro lugar más que en su parcela específica y en su lugar específico, construidos con el cuidado y la intensidad de un hotelero enamorado del país. Son proyectos apasionantes, y cada uno de ellos es un ejercicio único de avance en el campo del diseño hotelero.
Y justo a tiempo, además. Gracias a su competitividad en cuanto a costes, su situación política estable y su abundancia de maravillas naturales (entre otras razones), Portugal se ha convertido rápidamente en uno de los destinos turísticos más deseados del mundo. Y gracias a los apasionados hoteleros que conocerá a continuación, ahora también cuenta con hoteles únicos en cada rincón del país, listos para acoger a todos esos nuevos huéspedes.
1. VILLA EXTRAMUROS. Arraiolos, Portugal.
Un ejemplo es la Villa Extramuros, una maravilla modernista situada en Arraiolos, no lejos de la histórica ciudad de Évora, rodeada de los bosques de corcho del Alentejo. Cuando François Savatier, el hotelero francés que está detrás de esta pequeña obra maestra, empezó a trabajar en el hotel en 2012, "era uno de los primeros pequeños hoteles contemporáneos en el campo", explica.
Savatier tenía una formación en marketing, pero también un amor de toda la vida por la arquitectura. Villa Extramuros, un edificio sorprendente en un precioso trozo de paisaje natural remoto, es su sueño hecho realidad. En los años siguientes se le han sumado otros edificios de este tipo, pero Villa Extramuros sigue siendo un imán para los aficionados a la arquitectura y los diseñadores, un escaparate para el arte y la artesanía locales dentro de una villa contemporánea inspirada en los maestros del siglo XX (busque la Villa Savoye de Le Corbusier y verá parte de la inspiración). Pero François no pidió nada demasiado específico al arquitecto; lo que más quería era simplemente "algo diferente y nuevo", una "casa moderna en medio de olivos", bosques y bodegas. ¡Y lo consiguió!
Arraiolos es una pequeña ciudad, quizá más famosa por su pintoresco castillo medieval. El personal le recomendará una visita, y le indicará otros pueblos tradicionales de los alrededores, el tipo de bodegas con las que sueña cuando piensa en la campiña portuguesa, y -si se queda un tiempo- una playa a una hora de distancia. Pero si solo está de paso, atraído por el fascinante edificio contemporáneo, las terrazas privadas de cada habitación, las varias cabañas exteriores construidas con corcho y el brillante y colorido diseño interior, es posible que quiera pasar la mayor parte de sus días bebiendo un vino local en la piscina o recibiendo un masaje.
2. LUZ CHARMING HOUSES. Fátima, Portugal.
En la ciudad de Fátima, es el propio auge del turismo el que sirve de inspiración para una de las boutiques más intrigantes, Luz Charming Houses. Aquí, los vecinos Ana Alves y Pedro Silva sintieron un deseo persistente de preservar, en medio de todo el desarrollo, el tipo de pueblos pintorescos en los que crecieron. Su solución fue crear uno propio, partiendo de cero, con la ayuda de libros de historia, periódicos antiguos y fotografías descoloridas. ¡Un pequeño pueblo!
Una reimaginación arquitectónica de las formas tradicionales, su misión era preservar, dentro de los límites de la finca, el "ambiente sencillo y desenfadado entre vecinos que solían vivir con las puertas abiertas". Visítelo y encontrará edificios de terracota dentro de un paisaje arbolado de frutales y olivos. Haga el recorrido y se encontrará dentro de una tienda de comestibles del pueblo. "Todos los pueblos tenían una", dice el hotel a Tablet, "así que en 'el pueblo de las Casas de Luz' también puede encontrar una". La suya está llena de artesanía local en beneficio de la región.
La idea original era recrear y reinterpretar el pueblo de Aljustrel. Todo en la propiedad se construyó desde cero con eso en mente, con la "Casa Madre" que alberga un comedor y un salón público, así como la tienda de comestibles llena de artesanía y productos procedentes de la comunidad local. Los alojamientos son todo menos antiguos, con una decoración inmaculada y casi totalmente blanca, suelos de hormigón pulido y planos abiertos (las suites añaden una cocina y un porche privado). Y aunque Fátima, la ciudad que alberga este acogedor pueblecito, es conocida como lugar de peregrinación después de que tres niños fueran testigos de una serie de apariciones marianas en 1917, el hotel es conscientemente agnóstico, aunque esperan que la sensación de relajación se convierta en una revelación espiritual casual. Para ello, encontrará pequeños mensajes ("¿por qué no intenta dormir al otro lado de la cama?") impresos en la decoración. ¿Por qué no?
3. AREIAS DO SEIXO CHARM HOTEL. Póvoa de Penafirme, Portugal.
Quizá no haya mejor ejemplo de pura pasión que Areias do Seixo. Sus propietarios, Marta Fonseca y Gonçalo Alves, no querían otra cosa que presentar al mundo su ciudad costera de Santa Cruz. Tardaron unos ocho años en convertir ese sueño en un hotel tangible y moderno en medio de las tierras de labranza, el océano y las dunas, un sueño que estuvo a punto de ser interrumpido por una tormenta muy destructiva. Eso no los detuvo. Hoy, las placas de acero arrancadas de una de las villas forman las lámparas del techo del restaurante, y los árboles arrancados forman bancos para los huéspedes en la hoguera nocturna.
Marta y Goncalo describen este entorno, con su "salvaje océano Atlántico, acantilados rocosos, dunas de arena dorada y frondosos pinares", como su hábitat natural. Han creado un lugar que hace honor a ese hábitat, dando la bienvenida a los turistas y disfrutando del hecho de que este rincón particular del país no está en absoluto invadido. Es el tipo de lugar en el que un "Círculo de Fuego" canta al final del día, donde los huéspedes se reúnen alrededor de una hoguera con una copa de vino para una serenata dirigida por los propietarios. Si te parece un poco bohemio, no te sorprenderá que también se preste atención a la sostenibilidad, ya que el jardín de la azotea complementa una granja orgánica y un invernadero, y los materiales naturales -piedra regional, guijarros, vidrio y madera- impregnan el encantador diseño.
4. VILLA EPICUREA. Sesimbra, Portugal.
Otro hotel decididamente diminuto, de cinco habitaciones, en un entorno rural no muy lejos de Lisboa es la Villa Epicurea, que toma su nombre del sistema filosófico del epicureísmo. Se trata de una filosofía en la que el objetivo final es alcanzar el placer a través de una vida sencilla, y cuando se trata de las antiguas teorías griegas del pensamiento en los hoteles modernos, creemos que es una idea bastante sólida.
Marianna, la propietaria rusa con formación de fotógrafa, soñaba con abrir un hotel sostenible en medio de la naturaleza. Así lo hizo, y aunque está a menos de una hora al sur de Lisboa, las actividades que ofrece son todo menos urbanas. Las excursiones por la región incluyen viajes de observación de aves (250 especies de aves, incluidos los flamencos), cruceros fluviales por el parque natural Estuário do Sado (es posible que vea algún delfín), surf, buceo, submarinismo y, por supuesto, visitas a bodegas. Si se aloja en el hotel, podrá disfrutar del restaurante ecológico y de las maravillosas vistas verdes desde su balcón o terraza.
5. COOKING AND NATURE - EMOTIONAL HOTEL. Alvados, Portugal.
Por último, en medio del Parque Natural de Serra D'Aire y Candeeiros, está el Cooking and Nature – Emotional Hotel. Otro magnífico destino en el centro del país y otra ubicación que, sin embargo, no es imposible para acercarse conduciendo desde Lisboa. El diseño es elegante y está bellamente decorado, pero probablemente tenga curiosidad por saber qué es lo que lo hace tan “emocional”.
Se trata de las habitaciones, pues cada una de ellas está inspirada en una de las doce emociones, o quizás más exactamente, sentimientos o condiciones. Por ejemplo, la habitación Sensualidad, inspirada en los cabarés franceses y decorada con rojos y dorados intensos. O en otra, la habitación de la Felicidad, donde encontrará una caprichosa mesita de noche con forma de seta y una mezcla de azules y verdes eléctricos. Las clases de cocina, con la ayuda de un chef moderno, de quesos locales, aceite de oliva e ingredientes cultivados en el jardín, completan el resto del título.
HACIA EL FUTURO
Portugal ha sido uno de los destinos más atractivos para viajar en la última mitad de la década, si no más, aunque los hoteleros que están en pleno auge dicen que aún no ha alcanzado su punto álgido. "En los últimos cinco años hemos visto llegar a muchos [viajeros] a Portugal", comenta Savatier, de Villa Extramuros, a Tablet. "Pero creo que es sólo el principio". Los campos de golf, las playas y las grandes ciudades han sido descubiertos a fondo a lo largo del auge del turismo portugués, pero ¿recibirán las remotas regiones rurales y sus hoteles de increíble diseño los viajeros necesarios para llenar todas sus habitaciones en los próximos años? Savatier cree que sí, y confía en que el interés está a punto de explotar más allá de lo que ya hemos visto. Habrá que ver cómo se desarrolla. Lo que sí sabemos es que los hoteleros están dispuestos a compartir.
Foto cabecera: © Villa Extramuros
