Reportajes 1 minuto 22 julio 2019

Restaurantes especializados en un producto

A estas alturas a nadie le sorprende que en una hamburguesería solo se sirvan hamburguesas o que la carta de una pizzería esté compuesta, mayoritariamente, por pizzas. Aunque sí es muy probable que nos llame la atención que un restaurante esté especializado, por ejemplo, en tortillas, como Las Tortillas de Gabino (Madrid), distinguido por la guía MICHELIN como restaurante Bib Gourmand, o en platos cocinados a base de queso, como Poncelet Cheese Bar, en el madrileño barrio de Chamberí. Hoy, este tipo de establecimientos han dejado de ser tendencia para colarse con fuerza en la oferta gastronómica de las grandes ciudades.

Basta con echar un ojeada a las páginas de la guía MICHELIN para tropezarnos con alguno de estos restaurantes conocidos como monoproducto, aquellos que apuestan por un solo alimento como estrella de su oferta gastronómica.

Las 5 claves de su éxito

1. La especialización gastronómica conlleva cartas más reducidas pero de mayor calidad. Los chefs son especialistas en el producto elegido y lo dominan a la perfección, lo que hace a sus propuestas gastronómicas especialmente interesantes.

Esta filosofía fue la que llevó al chef brasileño Diego Gallegos a abrir en 2013 su restaurante Sollo, hoy ubicado en Fuengirola. Cocinero e investigador gastronómico, es conocido como El chef del caviar, no solo por su importante trabajo en la recuperación del esturión andaluz, sino también por haber sabido reinventar los sabores de la cocina tradicional andaluza introduciendo en su oferta los peces de río y el caviar nacional como producto estrella.

2. Además, cuando elegimos uno de estos restaurantes sabemos de antemano que el producto que vamos a degustar nos gusta. Por eso, nuestro grado de satisfacción suele ser mayor que cuando vamos a un restaurante con una oferta genérica.

Elena Lucas lo tuvo claro cuando se puso al frente de La Lobita (Navaleno), negocio familiar que abrieron sus abuelos en 1952. Un menú a base de productos micológicos es la seña de identidad de este restaurante soriano con una estrella MICHELIN.

3. Generalmente, se trata de un producto popular, suficientemente conocido y aceptado por todos, que se sirve tanto a la manera tradicional como reinterpretado en originales recetas.

Buen ejemplo de ello es la apuesta del chef Francis Paniego, dos estrellas MICHELIN, en su restaurante El Portal (Ezcaray). Más allá de sus reconocidísimas croquetas,  la tradición culinaria de la región, la rica huerta del Ebro, el imprescindible vino de Rioja y la casquería tratada con original mimo, son la base de la mayoría de los platos de su carta.

4. Por sus características y peculiaridades, este tipo de establecimientos captan la atención de prensa, expertos y clientes.

Esto lo sabe bien el chef Ángel León, al frente del conocido restaurante Aponiente, ubicado en un antiguo molino de mareas del Puerto de Santa María. Una cocina compuesta básicamente por productos del mar que le ha hecho merecedor de dos estrellas MICHELIN.

5. Por último, la especialización reduce, además, los costes de equipamiento, materia prima y personal.

Rodrigo de la Calle y su equipo son los encargados de servir sus propios platos a los comensales que deciden zambullirse en la experiencia gastronómica de El Invernadero (Collado Mediano). Una firme apuesta por los productos vegetales de temporada, próxima a la filosofía de la cocina kilómetro 0, ha llevado al chef creador de la Gastrobotánica, con la que ya despuntó en su restaurante de Aranjuez, a convertirse en uno de los máximos exponentes de la cocina vegetal.

 

Patricia Muro es periodista y redactora creativa. Su gusto por la cocina y el buen comer, le hacen estar a la búsqueda constante de nuevas propuestas foodies allá donde va.

© enviromantic/iStock

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