En el país de alta montaña que nos ocupa, rodeado de impresionantes valles, la nieve es uno de sus mayores atractivos, algo que no es un secreto para nadie. Sin embargo, disfrutar de este bello paisaje invernal no necesariamente implica calzarse unos esquís. A los 300 kilómetros de pistas disponibles en Andorra, para avezados esquiadores y también para quienes prueban el deporte de invierno por primera vez, el Principado suma una gastronomía deliciosa (y, en muchos casos, desconocida), la belleza incontestable de sus joyas románicas, y una biodiversidad envidiable.
Este pequeño país pirenaico, con menos de 500 kilómetros cuadrados divididos en siete parroquias (áreas administrativas), presume de un gusto sobresaliente por la culinaria, con restaurantes Recomendados por la Guía MICHELIN (uno de ellos con Estrella); tiendas gourmet especializadas en cocina tradicional de alta montaña; enoturismo con cinco bodegas locales en las que degustar sus vinos de altura; y también calma, si el objetivo es desconectar. Al blanco infinito e hipnótico del paisaje le pone la guinda Caldea, el complejo termal más grande del sur de Europa.
En caso de que lo tuyo, por el contrario, sea la adrenalina, Andorra te invita a protagonizar aventuras cien por cien 'disfrutonas'. Desde excursiones en snow scooters (patinetes de nieve eléctricos) hasta paseos en mushing (trineos tirados por perros), pasando por descensos en snake gliss (tren articulado de trineos individuales) o vuelos panorámicos en helicóptero. ¿Quién se apunta a una escapada de invierno 360º?
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Un paseo gastronómico por los sabores de Andorra, con Estrella MICHELIN
Platos de montaña típicamente riojanos y recetas tradicionales de las bordas andorranas, con productos de calidad y de kilómetro cero, en un escenario inmejorable. Suena bien, ¿verdad? Hablamos de Ibaya, único restaurante andorrano con Estrella MICHELIN, alojado en el Sport Hotel Hermitage y tutelado por el chef Francis Paniego (El Portal de Echaurren, Ezcaray; Marqués de Riscal, Elciego…).Ibaya propone al viajero dos menús degustación: Memoria y Un paseo por Andorra. Este último destaca especialmente por productos de la tierra, como la carne de potro, la trucha o embutidos, como la Girella o la Donja. Una curiosidad que aplaudimos: en el restaurante permiten combinar ambos menús en la misma mesa, a gusto de los comensales. Cada plato va acompañado por un díptico explicativo, y la degustación recorre varios espacios del hotel. Abre de martes a viernes solo para cenas y los sábados también en horario de comida.

Andorra románica (y romántica)
Puesto que uno de los menús degustación de Ibaya es Un paseo por Andorra, es más que recomendable seguir su consejo y descubrir la belleza de sus pueblos. A pesar de que se trata de un país de reducidas dimensiones, Andorra puede presumir de un numeroso y valioso legado cultural en clave románica. Sus cuarenta iglesias y monumentos de esta corriente artística avalan esta afirmación.De parada obligada es la iglesia de Santa Coloma (en Andorra la Vella), edificio prerrománico del siglo X al que se adosó dos siglos después un campanario lombardo de planta circular. También es de imprescindible visita la iglesia de Sant Miquel d'Engolasters.
La patrona del país, la Virgen de Meritxell, tiene su santuario en la parroquia de Canillo. La antigua capilla sufrió un incendio en 1972 y fue posteriormente reconstruida por el arquitecto Ricardo Bofill. ¿Lo mejor? Custodia un retablo que cambia de colores: se trata de un cristal, con vistas a las montañas, que modifica su tonalidad en función de la estación del año. Curioso de ver.

Ordino y Pal, dos pueblos listos para la postal
Ordino es una de las parroquias que mejor ha sabido conservar y respetar su entorno natural. Situada a 1.300 metros de altitud, en una superficie de 85 km², el 33% del territorio está cubierto por increíbles bosques. Este pueblo, de visita insoslayable, conserva dos de las casas más importantes de Andorra, que forman parte del patrimonio nacional: la Casa Rossell y la Casa d'Areny-Plandolit, un emblema del país que traslada al viajero a la Andorra de otros siglos.Respecto a Pal, otro pueblo con encanto que debemos llevar en la hoja de ruta, es uno de los conjuntos románicos mejor conservados del Principado. Como valor añadido, acoge uno de los templos más antiguos del país, la iglesia de Sant Climent de Pal (siglo XI), así como el Centro de Interpretación del Románico. Perderse entre las estrechas calles empedradas del casco antiguo de Pal es un verdadero viaje en el tiempo.

Ideas 'blancas' para sacar a pasear la adrenalina
Andorra es un gran parque de aventuras al aire libre, gracias a un entorno privilegiado y a un sinfín de propuestas disfrutonas para todos los públicos. Naturland es una de esas invitaciones outdoor que no admiten un 'no' por respuesta. ¿Lo más complicado? Elegir entre la Cota 2000 y la Cota 1600.La Cota 2000 ofrece diversas actividades, como caminatas con raquetas de nieve, paseos a caballo y descensos en trineo. Los más lanzados podrán optar por excursiones guiadas en moon bikes (motocicletas de nieve eléctricas), snow scooters (patinetes de nieve eléctricos) o por la Trienu Trineu Tour Adventure, una ruta a bordo de un trineo con capacidad para seis personas.
Quienes elijan la Cota 1600, abierta los fines de semana, van a alucinar con el Tobotronc, el tobogán alpino más largo del mundo. Una sugerencia interesante: la entrada 'montaña' incluye dos viajes en el tobogán, acceso al Airtrekk (la estructura aérea o sky trail más grande de Europa, que finaliza con una tirolina), así como el alquiler de raquetas de nieve con ruta guiada y trineo nórdico.

Brindar con vinos de altura… ¡suena bien!
Merece la pena darle una oportunidad a los vinos de altura del Principado. Gracias al esfuerzo de los viticultores autóctonos, Andorra ha recuperado un cultivo que había quedado en el olvido: el de la uva. Actualmente, el país cuenta con cinco bodegas locales (Borda Sabaté 1944, Casa Auvinyà, Casa Beal, Celler Mas Berenguer y Casus Belli) que han logrado producir interesantes vinos de altura, algunos de ellos con distinciones internacionales. Sauvignon blanc, riesling, pinot noir o albariño son algunas de las variedades que el viajero puede degustar en estas encantadoras bodegas de montaña.
Keep Calm… en el centro termal más grande del sur de Europa
¿Y si Andorra, además de todo lo mencionado anteriormente, tuviera 44.849 metros cuadrados diseñados para la más absoluta desconexión? La buena noticia es que los tiene. El nombre de este templo del bienestar, donde recibir todos los mimos que nos merecemos, es Caldea, y ostenta el título de complejo termal más grande del sur de Europa.Los viernes por la noche, que nadie se despiste: Caldea ofrece sus Champagne Sessions, una experiencia que combina un cóctel en mano, aguas termales a nuestra disposición y un concierto para poner el broche de oro a la velada. ¿O quizá preferimos terminar la jornada con una cena en Beç, un restaurante más que recomendable a solo dos minutos andando del spa termolúdico? De ambiente contemporáneo y cocina vista, es también una opción muy interesante.

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Dormir a pie de pista, en el corazón del Pirineo andorrano
Si el objetivo es mantener el nivel de disfrute, no hay mejor opción que alojarnos en uno de los hoteles de montaña más impresionantes —seamos o no aficionados al esquí—, situado a pie de pista en Grandvalira, con 210 kilómetros de pistas esquiables. Grau Roig Andorra Boutique Hotel & Spa combina un diseño contemporáneo y minimalista que poco tiene que ver con la típica cabaña de madera. Es un paraíso en sí mismo, tan atractivo que podría interferir en nuestro plan de aprovechar al máximo la escapada invernal. ¿Por qué decimos esto?Una vez entramos en este refugio del lujo, solo queremos permanecer aquí, inmersos en el deslumbrante paisaje blanco que nos rodea. Sus 42 habitaciones, decoradas con materiales nobles, ofrecen unas vistas que se quedan grabadas en la memoria para siempre. Y su spa… es sencillamente perfecto.

De licores artesanales autóctonos a otras delicias gourmet
En The Shooping Mile de Andorra, el viajero encontrará un paraíso para las compras, especialmente de ropa deportiva, primeras marcas de moda y electrónica. Sin embargo, como este reportaje busca derribar estereotipos, preferimos recomendar algunos comercios gourmet con productos de kilómetro cero y artesanía.Por un lado, sugerimos una visita a Cava Benito, un establecimiento fundado en los años 50 y especializado en destilados, con más de 3000 referencias, muchas de ellas imposibles de encontrar en cualquier otro lugar. Nuestra sugerencia es el Ratassia de la Carmeta: no es un destilado, pero sí un licor artesanal a base de nueces y hierbas medicinales de las montañas, cosechadas a mano y capaces de resucitar a cualquiera.
Completa nuestro periplo gourmet Casa Bergé, una pequeña tienda en la que comprar dulces, mermeladas y vinos de la zona; y también Formatgeria Casa Raubert, una quesería única en el país que elabora quesos artesanos 'de pastor', ubicada en una casa solariega del siglo XVI.
Antes de abandonar Andorra, el supermercado Pyrenées es una buena opción para las compras de última hora, con una selección de productos gourmet interesante, como el turrón o cualquier delicia andorrana que nos apetezca llevar a casa.

Imagen de cabecera: Pal, un pueblo de postal © Andorra Turisme