Viajes 3 minutos 04 mayo 2023

Sundance Resort: Robert Redford y su visión ecológica

Durante más de 50 años, el Sundance Resort de Robert Redford (en Utah) ha sido una destacada incubadora de logros en cine, cultura y sostenibilidad.

Roger Ebert calificó Downhill Racer (El descenso de la muerte, 1969), la película de Robert Redford sobre el esquí alpino de competición, como "la mejor película jamás hecha sobre deportes - sin ser realmente sobre deportes en absoluto". Se podría aplicar una descripción similar al Sundance Resort de Redford en Utah. Es una estación de esquí que se centra en el arte, la comunidad y el medio ambiente tanto como en el esquí. Y no es casualidad. Todo formaba parte del plan del actor cuando fundó la estación hace más de 50 años.

Hoy en día, la gente está más familiarizada con el otro Sundance de Robert Redford en Utah, el exitoso festival de cine que se celebra en la cercana Park City. Pero por muchas historias que haya dado a conocer el Sundance cinematográfico, la de la estación de esquí merece la pena ser contada. Cuando Redford conoció la estación de esquí familiar de Timp Haven en los años 50, fue por pura casualidad. No era más que un estudiante universitario que se dirigía en moto a la Universidad de Colorado. Pero el lugar, a las afueras de Provo, le cautivó al instante. Para él, la montaña de 4.000 metros evocaba los Alpes suizos y su vasto paisaje encerraba todo tipo de posibilidades.

Menos de una década después, Redford era una estrella de cine. Y aunque no hacía falta ser de la realeza de Hollywood para darse cuenta de que el desarrollo desenfrenado de Colorado y Utah amenazaría su belleza natural, había que tener contactos para hacer lo que Redford hizo a continuación. En 1968, el actor reunió a inversores y compró 3.000 acres de su lugar favorito, le puso el nombre del que se convertiría en su personaje más emblemático y se puso en marcha con el objetivo de conservar el medio ambiente y experimentar artísticamente.

Sundance - General Store
Sundance - General Store

Durante las décadas siguientes, Redford creó aquí su propio paraíso, un maridaje entre arte y naturaleza protegido de los megadesarrollos que se alzaban como nuevas montañas en las Rocosas. En 1981, invitó a diez cineastas emergentes a ir a su santuario de montaña y desarrollar sus proyectos independientes. Pronto construiría cientos de cabañas privadas y de alquiler para ayudar a financiar ese motor artístico. El resto… ¡es historia del cine!

En los últimos años, Redford había estado buscando vender el complejo, con la esperanza de encontrar administradores dispuestos a continuar y, lo que es más importante, mejorar su largo legado. En 2020, la propiedad cambió, pero Sundance Resort conserva inconfundiblemente el espíritu de Redford. Su lema siempre fue "desarrollar poco y preservar mucho". Por ello, los edificios siguen integrándose en el paisaje y ninguno se elevará por encima de la línea de árboles. 500 acres permanecen en una servidumbre de tierras preservadas, que nunca verán el desarrollo.

"Sundance es diferente de Park Cities, Altas y Snowbirds", dice el hotel, afirmando la visión de Redford, en una entrevista. "Aquí se respira un ambiente mucho más pintoresco e íntimo, y muchos huéspedes prefieren esa experiencia en la montaña. Es más la sensación de estación de esquí del pueblo natal y, para muchos, esa es la experiencia de esquí perfecta."

Sundance - Varios interiores
Sundance - Varios interiores

Para Redford, la experiencia en Sundance Resort pretendía hacer referencia a los pintorescos paraísos de esquí de la Costa Este, como Sugarbush, Vermont, a mediados de los años sesenta. Como escribió Ski Mag en un revelador perfil sobre Redford, eso fue cuando Sugarbush "era pequeño y con estilo". Hoy en día, pequeño y con estilo son dos palabras que no suelen ir juntas cuando se describen montañas como Park City o Vail. Allí, las grandes multitudes se reúnen en las enormes colas de los remontes y en los puestos de tacos de media montaña. Pero aquí, a pesar de algunas renovaciones recientes en forma de nuevos remontes y detalles de construcción, la estación sigue enorgulleciéndose de su "gran terreno y cortas colas de remonte".

No quiere decir que no haya sensación de lujo. Las ocho opciones gastronómicas ofrecen desde delicatessen hasta fusión franco-americana moderna, esta última en la Sala del Árbol, decorada con arte nativo americano de la colección personal de Redford, con mesas rodeadas de muñecas kachina y piezas de cerámica indígena, y un árbol real que atraviesa el interior. Las habitaciones tienen un diseño interior similar al de las cabañas independientes, con senderos y caminos que las conectan. Parece más un pueblecito que un complejo turístico típico, pero los servicios (jacuzzis, chimeneas, ropa de cama de lujo, barbacoas...) compiten con los de cualquier complejo de montaña.

Las habitaciones se distribuyen en cinco niveles, desde las Standard -cama, baño, sala de estar- hasta las más grandes Mountain Lofts, con cocina completa, dormitorio principal, altillo y sala de estar. Las Mountain Homes, por su parte, tienen sus propios nombres, como Hawk's Nest, Dream Catcher y Owl Spirit, que podrían ser también pistas de esquí. Tienen capacidad para un máximo de quince huéspedes y cuentan con instalaciones como mesas de ping-pong y billar. Todos los alojamientos conservan un aire de albergue de esquí, con paneles de madera y cráneos de animales colgados de las paredes. Para un ambiente aún más auténticamente del Oeste, diríjase al Owl Bar, un bar restaurado de 1890 trasladado desde Wyoming. ¡Dicen que lo encargó el mismísimo Butch Cassidy!

Y aunque el Festival de Cine siempre estuvo destinado a Park City, el Sundance Resort sigue acogiendo proyecciones y sigue dando el pistoletazo de salida, al evento internacional, con un Brunch del Director en sus instalaciones. Al fin y al cabo, el espíritu artístico del complejo forma parte de su ADN tanto como los telesillas. La Galería de Arte Sundance, que acoge a artistas y sus obras, ofrece exposiciones y talleres. En el Estudio de Arte se imparten clases de pintura y grabado, joyería, cerámica e incluso fabricación de jabón, mientras que el Estudio de Soplado de Vidrio invita a los visitantes a ver cómo los artistas transforman vidrio desechado en piezas de arte. El complejo organiza una serie de conferencias de autores (por ejemplo, una charla de Rick McIntyre, gran experto en lobos salvajes, sobre la historia de su reintroducción en Yellowstone) y actos comunitarios, como el Mercado de la Cosecha en colaboración con una universidad local.

"Estaba decidido a conservarlo, pero no se compró con mucho dinero", declaró Redford a Ski Magazine. "Ese tipo de desarrollo fue la razón por la que dejé Los Ángeles. Así que compré el terreno y puse en marcha el Instituto Sundance antes de que hubiera nada aquí. Me dijeron que estaba loco. Pero yo quería la unión perfecta entre arte y naturaleza". Con el Sundance Resort, puede que lo haya conseguido.


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Sundance/Redford
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Imagen de cabecera: Sudance Resort © Book Sudance Resort

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