Si alguna vez has visto la serie Arrested Development, seguro que recuerdas que los Bluth tenían un puesto de plátanos con la forma de un gran plátano amarillo. Es un ejemplo de arquitectura novedosa, un estilo caracterizado por edificios fantásticos diseñados para imitar productos o formas, como perritos calientes y sombreros. A primera vista, las estructuras postmodernas de acero y cristal del Bio Habitat Hotel parecen lo que son, alojamientos de lujo con vistas a los vastos bosques y campos de Colombia. Pero también podrían ser una forma de arquitectura novedosa: casas para pájaros, construidas para ayudar a los huéspedes a imitar la experiencia aviar de posarse en lo alto de los árboles o en la ladera de una montaña.
Bio Habitat se encuentra en una parte del país poco visitada por los turistas, una región conocida por sus pequeños pueblos llenos de vida y sus encantadores bosques nubosos, donde las palmeras se elevan a más de cien metros de altura. El equipo del hotel no lamenta la falta de atención. Disfrutan de la oportunidad. De hecho, hable con ellos y le dirán que creen que esta región del oeste del país, a menudo llamada el Eje Cafetero, podría convertirse en la respuesta sudamericana a Bali. En otras palabras, un lugar que atraiga a los turistas que buscan selva y lujo.
La gran ventaja de ser el próximo Bali es que aún no eres Bali. Aún no se han escrito las reglas. Las multitudes aún no han llegado de verdad, y el desarrollo aún no se ha disparado. Todavía hay tiempo para definir el turismo desde la base. En el Bio Habitat Hotel han sentado las bases de una mentalidad ecológica que no sólo proporciona proximidad a la naturaleza, sino que la protege y la mejora.
¡Y empieza con esas casitas de pájaros!
En el bosque que define este hotel, las habitaciones se agrupan en Selvarios, Aviarios y los llamados Nidos, que llevan la experiencia a su máxima expresión, proporcionando toda la inmersión al aire libre de una tienda de campaña combinada con el lujo de cualquiera de los hoteles boutique más elegantes del mundo. Más de ciento cincuenta especies aviares únicas ponen la banda sonora. Las pajareras, en particular, tienen laterales de cristal sobre pilotes, con una vista de 360 grados del bosque. El resto tienen una combinación de balcones, jacuzzis al aire libre, piscinas privadas y hamacas que cuelgan de la terraza.
Hay unas dos docenas de habitaciones en el Hotel Bio Habitat, pero... no todas están en los árboles. Los espacios públicos del hotel -el restaurante y la piscina, la zona de hogueras y un salón- se encuentran en la meseta de una montaña. Las vistas se extienden desde los cultivos de café y plátanos hasta los Andes. Es aquí donde se encuentran el resto de las habitaciones, principalmente suites, pero no están menos entrelazadas con el paisaje que las del bosque. Los tejados cubiertos de follaje se camuflan cómodamente en la tierra. La tenue iluminación recomienda salir al atardecer para contemplar las estrellas descalzo desde la hierba. Es moderno y experimental, pero la arquitectura no pretende impresionar por sí misma, sino subrayar la belleza del entorno.
Aunque no abrieron Bio Habitat hasta 2018, se podría decir que este lugar empezó realmente hace una década, cuando dos amigos de la infancia iniciaron una empresa de diseño y construcción. Julián Escobar y Jorge González se propusieron construir viviendas privadas que siguieran los principios de la arquitectura pasiva, con una inclinación hacia la recuperación medioambiental. Descubrieron este lugar mientras trabajaban en otro proyecto y pensaron que un entorno así tenía que ser visto por un público más amplio.
"Queremos turismo, pero queremos que sea un turismo consciente que aprecie nuestro país y nuestro entorno natural", afirma González. "Hoteles como éste hacen que el turismo sea sostenible porque atrae a gente que quiere ser consciente de su entorno. Cuantos más hoteles tengamos como éste, mayor será el impacto positivo en la tierra".
La concienciación y la actitud son la clave de la misión del hotel, que ofrece paseos guiados por sus propios terrenos para aprender sobre sus esfuerzos regenerativos, o simplemente para observar las docenas de especies de aves. También se proponen otras excursiones naturales, como un viaje al increíble Valle del Cocora, reconocido por la UNESCO. Pero es algo más que crear conciencia y aprecio. La sostenibilidad es la base de este hotel. Los cristales de luz fría, los techos altos y la fina roca utilizada en la construcción hacen que el aire acondicionado sea menos necesario. Las habitaciones del bosque están elevadas sobre estructuras metálicas para permitir que el ecosistema forestal siga viviendo debajo sin ser perturbado. El objetivo de su sistema de paneles solares, que actualmente suministra el cuarenta por ciento de las necesidades energéticas del hotel, es llegar al cien. Los residuos de agua se tratan en un sistema de estanques naturales y luego se utilizan para regar los cultivos, y el compost se emplea en programas de plantación de árboles para ayudar a regenerar el bosque alrededor del hotel.
Y al final, con toda la sostenibilidad y creatividad para recomendarlo, éste es un hotel de lujo. Puede pasar el día con clases de yoga y meditación, o en el Centro de Bienestar Bô. A lo largo de los senderos del bosque hay pequeños rincones para sentarse y maravillarse. Y ni siquiera hemos hablado del restaurante Basto, donde la chef Maria Clara elabora cocina Slow Food a partir de ingredientes locales y entiende perfectamente la misión de este hotel: sentirse realmente vinculado al entorno y servir como embajador de su ubicación.
"Aquí puedes ver el sol, la lluvia, todas las fuerzas naturales en su forma más pura", dice. "El hotel lo convierte en una experiencia colombiana. El diseño te permite estar aquí".
Imagen de cabecera: Vista del Bio Habitat Hotel y su integración en la naturaleza. © Bio Habitat Hotel
