La reciente edición 2025 de la Guía MICHELIN Buenos Aires & Mendoza 2025 dejó un saldo positivo: no solo siete restaurantes lograron mantener sus Estrellas MICHELIN por un nuevo año, sino que otros tres negocios se sumaron a la codiciada lista. En total, son diez establecimientos ubicados entre la paradisíaca Mendoza y la cosmopolita Buenos Aires, con propuestas que muestran la diversidad y riqueza de una escena gastronómica con identidad local, raíces inmigrantes y mirada de autor. Pescados y mariscos, las reconocidas carnes argentinas, vegetales de huertas orgánicas, tradición y vanguardia, son todos elementos que definen la esencia de una cocina argentina que deslumbra con sabores tan propios como deliciosos.
1. Angélica Cocina Maestra (Mendoza)
Estrenando este año su Estrella MICHELIN, Angélica Cocina Maestra se muestra con toda su imponencia en Agrelo, compartiendo la finca con la famosa pirámide maya que da forma a la bodega de Catena Zapata. Pero acá los Catena buscaron mostrar otra vertiente de la familia: su origen inmigrante italiano. En el silencio de viñedos y los pastizales del desierto mendocino, surge una hermosa villa italiana construida con ladrillos vivos y piedras de la zona, sobre antiguas cavas de la bodega original de 1920. Es necesario seguir el camino para dejarse sorprender por el restaurante, con sus mesas de madera maciza, sus sillas señoriales y las grandes ventanas en forma de arco.Josefina Diana y Juan Manuel Feijoo son dos jóvenes cocineros que muestran su ya sólida experiencia armando un menú de fine dining de alta calidad y complejidad técnica. Con menús de 7 y de 12 pasos (con diversas opciones de maridaje, incluida una con vinos históricos de la casa), el recorrido pasa por sabores delicados y otros más extremos, por texturas sedosas y otras más crujientes. Con una mirada creativa, pueden mezclar un corte de chivo con azafrán, una remolacha con molleja, unas berenjenas con maní, una trucha con zanahoria, entre otros juegos permitidos.
Dirección: Cobos s/n, Agrelo, Mendoza, Argentina.


2. Aramburu (Buenos Aires)
Recoleta es uno de los barrios más elegantes de la ciudad porteña, donde junto a las grandes marcas internacionales de lujo conviven palacios y antiguas mansiones que resumen más de un siglo de inmigración europea. Ahí, en medio de una calle transitada, surge una pequeña calle empedrada y peatonal de apenas 100 metros, conocida de manera informal como Pasaje del Correo. Y al fondo de ese tranquilo callejón, escondido de la vista, está Aramburu.Como único dos Estrellas MICHELIN de Argentina, Aramburu tiene una responsabilidad en sus espaldas: definir la elegancia y la calidad de una propuesta que refleja las inquietudes e historia de su chef y propietario, Gonzalo Aramburu. El salón, cómodo y con grandes mesas espaciadas entre sí, permite ver desde todos los ángulos la amplia cocina vidriada que funciona como escenario. De allí salen los distintos pasos del menú degustación, como la Chernia con almejas y pistacho, los Langostinos patagónicos con huevas de trucha y naranja sanguínea, o el Tartar shiokoji con flores y kimchi, por mencionar unos posibles ejemplos. Para terminar, el postre y la sobremesa se disfrutan en un segundo salón, en la biblioteca del piso superior.
Dirección: Vicente López 1661, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.


3. Azafrán (Mendoza)
Este restaurante es la única propuesta galardonada con Estrella MICHELIN ubicada en la capital provincial de Mendoza. A tan solo dos cuadras de la icónica Plaza Independencia, en pleno centro urbano, Azafrán está rodeado de los principales hoteles de la ciudad, permitiendo acceder a pie por preciosas calles arboladas, bordeadas por antiguas acequias creadas en su origen por el pueblo huarpe.Sebastián Weigdant es el chef y socio del establecimiento, donde comanda un menú y una carta de vinos que recorren toda la provincia mendocina y buena parte de la Argentina. En una preciosa casa tradicional, en la que los ladrillos al rojo vivo se unen con el arte y los objetos de diseño, es posible disfrutar de tres menús degustación, de tres, seis y diez tiempos. La esencia, siempre, es la misma: el producto local atravesado por los ojos y la experiencia del chef. El Macaron de harina de algarroba con queso de cabra y charqui de chivo, y el Tomate antiguo con ajo blanco, son dos buenas muestras de este recorrido.
Dirección: Sarmiento 765, Ciudad de Mendoza, Argentina.


4. Brindillas (Mendoza)
Brindillas es una apuesta a la calma. Lo es por su cocina, de aires clásicos con firma de cocinero, pero también lo es por su ubicación, a unos 20 kilómetros de la capital mendocina, en el pueblo de Vistalba, Luján de Cuyo. Un barrio alejado, de calles bajas y ladridos de los perros, que esquiva el glamour de las grandes bodegas con sus viñedos despampanantes. El que llega a este restaurante, no lo hace por casualidad, sino que se trata siempre de una elección: alejarse de lo más conocido y transitado, para adentrarse en el corazón más auténtico de Mendoza.Ubicado en lo que fuera una finca familiar de cerezos, Brindilla está comandado por Mariano Gallego en la cocina y Florencia D’Amico, quienes desde hace más de 15 años ofrecen un menú por pasos que supo ser pionero en Mendoza. Con dos opciones (8 y 11 pasos, ambos con o sin maridaje), el recorrido, basado en cada momento del año, arranca con un set de aperitivos creativos y sigue con mariscos, pescados y carnes, siempre en combinaciones delicadas que evitan los fuegos artificiales.
Dirección: Guardia Vieja 2898, Vistalba, Mendoza, Argentina.


5. Casa Vigil (Mendoza)
En el paraje de Chachingo, Cruz de Piedra (parte de Maipú, una tradicional y reconocida zona de viñedos y olivares mendocinos), brilla Casa Vigil, el proyecto del enólogo Alejandro Vigil y su pareja, María Sance. El lugar representa cabalmente a sus creadores, con su exuberancia y su relato, con una construcción basada en los estadios de la Divina Comedia: el infierno en la cava subterránea, el purgatorio en el ascenso a la superficie, y el colorido paraíso como entrada al restaurante. Un jardín precioso con mesas distribuidas entre fuegos y olivos, una galería cubierta por parrales y una enorme huerta propia sirven de antesala a salones que recuerdan a los de un hogar, con sus vidrios de colores y cristalería de lujo.Popular y a la vez sofisticado, Casa Vigil ofrece múltiples formas de disfrutar de la gastronomía: desde un menú a la carta, con sabores francos y potentes, hasta la más exigente propuesta de fine dining, con maridaje vertical del Gran Enemigo Gualtallary, entre más posibilidades. Bajo la atenta mirada de Iván Azar, podrán salir el Gnocchi de hongos y straciatella, la Costilla vacuna cocinada por largas horas o la Trucha con azafrán y berro, todo con productos del Valle de Uco.
Dirección: Videla Aranda 7008, Maipú, Mendoza, Argentina.


6. Crizia (Buenos Aires)
Cuando se piensa en Buenos Aires desde sus restaurantes, es inevitable comenzar por Palermo, el principal polo gastronómico de la ciudad, con una diversidad que incluye distintos estilos de cocina y, también, diversas calidades. En la zona denominada Palermo Hollywood (llamada así por su cercanía con varios estudios y productoras audiovisuales), entre locales de indumentaria de diseño, árboles añosos y las antiguas casas del barrio, Crizia es un faro que ilumina el formidable océano Atlántico que bordea este país.El restaurante es la casa del cocinero Gabriel Oggero junto a su pareja Geri Gastaldo. Con más de dos décadas de vida (y dos mudanzas en el medio), este establecimiento obtuvo este año una Estrella MICHELIN. Ofrece una calidad que se expresa en el producto (los mejores pescados y mariscos de la Argentina), en un servicio dedicado y en su propuesta de vinos, con una cava vidriada en medio del salón que despierta la envidia de muchos. Hay menú a la carta y dos menús por pasos: uno dedicado exclusivamente al mar, y otro que combina mar y tierra. Empezar por las ostras, que Gabriel trae vivas de la Bahía San Blas, es casi una obligación.
Dirección: Fitz Roy 1819, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.


7. Don Julio (Buenos Aires)
Palermo Viejo supo ser un barrio peligroso, de malevos y cuchilleros, en palabras de nadie menos que el escritor Jorge Luis Borges. Pero eso es historia: desde hace más de 20 años, esta zona de Palermo se construyó a sí misma como un polo de la gastronomía y del diseño independiente en Argentina, con turistas y locales caminando por estas calles de casas bajas y alta energía. Don Julio es, a su manera, una conexión entre estos dos mundos. Una parrilla de barrio, histórica, local y querida por sus vecinos; y, a la vez, un exponente de todo lo que viene sucediendo con la cocina argentina en la última década.La constante cola que se forma delante de la puerta de Don Julio es un claro indicio de su fama, considerado con justicia como la mejor parrilla del país. Con Pablo Rivero y el cocinero Guido Tassi al frente, aquí se combinan las dos grandes pasiones nacionales, la carne y los vinos, junto con una búsqueda incansable por la perfección. A eso se suma un compromiso con los productos de estación, provenientes de su propia finca y de huertas amigas. Ojo de bife de novillos pesados alimentados a pastura, las deliciosas Mollejas de cocción precisa, los Tomates antiguos, los embutidos caseros, los vinos únicos y las añadas guardadas… el menú es a la carta, pero también existe la posibilidad de pedir una degustación de lujo. Don Julio es sinónimo de la Argentina.
Dirección: Guatemala 4699, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.


8. Riccitelli Bistró (Mendoza)
La bodega de Matías Riccitelli está en Las Compuertas, una de las zonas más tradicionales del vino argentino. De fondo, los Andes recortan el horizonte; más cerca, se ven los viñedos en espaldera; y, pegado al restaurante, la huerta, bandera ideológica y culinaria de Juan Ventureyra, chef de la casa. No por casualidad, el establecimiento también brilla con una Estrella Verde MICHELIN. Según el momento del año, habrá decenas de variedades de ajíes multicolores, berenjenas de todos los tamaños y formatos, tomates deliciosos y carnosos, hierbas silvestres, zapallos inmensos, por mencionar apenas algunos de los productos que crecen allí.En un espacio informal y por completo abierto al jardín, Juan Ventureyra imagina dos menús: uno exclusivamente mendocino; el otro más amplio. Esta segunda propuesta está pensada para el visitante internacional y recorre la Argentina, desde las yungas del noroeste hasta la costa atlántica, pasando por las llanuras pampeanas o el litoral correntino, siempre con frutas y vegetales como protagonistas. Algunos ejemplos: el Quesillo (un queso hilado regional) con calabaza, pera y hojas de armuelle; y el Pato con coliflor, damasco y hojas de mostaza.
Dirección: Callejón de La Reta 750, Las Compuertas, Mendoza, Argentina.


9. Trescha (Buenos Aires)
Villa Crespo, históricamente marcada por la inmigración judía, conserva aún hoy su esencia de barrio, donde tradición y modernidad conviven en equilibrio. Sus casas bajas de los años 30 se entrelazan con nuevos edificios, mientras antiguos talleres mecánicos coexisten con cafeterías de especialidad, mercerías y boutiques de indumentaria, formando un paisaje urbano que la distingue claramente de su vecino más turístico: Palermo. En una de sus calles menos transitadas, se encuentra Trescha, el restaurante conducido por Tomás Treschanski.La puerta exterior, casi anónima, da entrada a un local sorprendente, con un pequeño bar de recepción y una cava subterránea. En una preciosa barra de cedro para apenas 11 comensales, el menú de pasos diseñado por Treschanski revela la experiencia de este cocinero, que trabajó en algunos de los mejores restaurantes del planeta. Y, más aún, pone en evidencia sus ansias por seguir experimentando con texturas, temperaturas, aromas y contrastes, escribiendo su propio lenguaje culinario. Así, pueden aparecer platos como una Chernia confitada en aceite de almendras, servida con una beurre blanc de vainilla y salsa de tinta de calamar; o un Gunkan de nori cristalizado, foie gras, togarashi y huevas de trucha.
Dirección: Murillo 725, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.


10. Zonda Cocina de Paisaje (Mendoza)
Con más de un siglo a sus espaldas, la bodega Lagarde se ubica en Mayor Drummond, parte de la llamada Primera Zona vitivinícola de Mendoza. A tan solo 15 kilómetros del centro de la ciudad, el bellísimo paisaje sorprende: viñedos que se pierden en el horizonte, la precordillera al fondo y la antigua fachada de una bodega que representa historia, presente y futuro.Zonda Cocina de Paisaje abrió sus puertas en 2022, acompañando al otro restaurante de la bodega, Fogón Cocina de Viñedo (Recomendado por la Guía MICHELIN). Cuenta con un salón vidriado con capacidad para unas 40 personas y cocina a la vista, donde es posible disfrutar de propuestas diversas: desde un almuerzo de cinco pasos hasta la experiencia Full day, con nueve pasos y un recorrido previo por la huerta para cosechar los vegetales que luego llegan a la mesa. El chef de la casa, Augusto García, advierte: “Nos gusta mostrar el producto, sin disfraces”. Se puede disfrutar de una Empanada de chivito de Malargüe, una Molleja con algarrobo, unos Zucchinis con flores, entre tantas más opciones. Hay varios maridajes posibles, que suelen incluir, además de los grandes vinos de Lagarde, vermut y algún cóctel.
Dirección: San Martín 1745, Mayor Drummond, Mendoza, Argentina.


Imagen de cabecera: © Maira García/Azafrán
