Este restaurante, ubicado en un caserío aislado, de entorno pintoresco y con siglos de historia, está llevado con auténtica pasión por Maider Larrañaga e Igor Ezpeleta, con ella al frente de la sala y en labores de sumiller (maneja con soltura más de 1000 referencias) mientras él se ocupa de poner el alma de la cocina vasca tras los fogones. En su interior, de precioso ambiente rústico, encontrarás una espléndida vinoteca, una sala más pequeña y un cálido comedor principal. Aquí elaboran unos platos de gusto tradicional y regional (pregunta por los pescados del día a la brasa) donde lo que manda es el sabor y la calidad del producto, siempre cercano. ¡Disfruta de una agradable terraza!