Esta casa es una auténtica oda al PRODUCTO, con mayúsculas, y debemos verla como... ¡el gran homenaje al mar y al legado familiar de la ya mítica Pescaderías Coruñesas!
El amplio y sorprendente local, ubicado en una antigua nave industria que en su día funcionó como taller de bombas de bobinas eléctricas, presenta distintos espacios para la organización de eventos y un patio interior que resulta ideal para rematar la comida tomando una copa o un café. Como es lógico, aquí la oferta se centra en sus impresionantes pescados y mariscos; no en vano, suelen mostrárselos al comensal cuando presentan la carta, compuesta por cuatro opciones de menús (todos con un producto principal que cambian a diario y la opción de elegir de tres a seis entrantes). Siempre encontrará un plato crudo, otro marinado y uno de cuchara, así como unos magníficos carros de quesos y postres. ¡Completa bodega internacional!