Hotel Primero Primera

Desde que el Hotel Primero Primera de Barcelona abrió sus puertas en 1955, la familia del propietario ha vivido en la planta baja de la residencia, un detalle que se nota de inmediato. Alojarse una noche aquí es como pasar una estancia con un viejo amigo con un gusto impecable y un talento tremendo para la hospitalidad. Y si no fuera suficiente, una renovación cuidadosa en 2011 sólo logró aumentar la esencia agradable del albergue, dándole así un brillo moderno a un interior definido por un mobiliario de época y una atemporal escalera de caracol. Éste es el tipo de hotel boutique en el cual se encuentra un ambiente acogedor, completo con todas las comodidades necesarias de un hotel moderno, pero sin olvidar el valor de una buena lámpara para leer.

Situado en medio del centelleo residencial de Tres Torres, un barrio muy conocido en Barcelona por sus mansiones señoriales, el Primero Primera sería la reserva idónea para aquel que disfruta el fervor de las Ramblas, pero que no desean alojarse allí tras una larga jornada rodeada de turistas. Las habitaciones, cada una espaciosa y muy bien aireada, son perfectas como para esconderse durante largos períodos, ya que bocadillos y bebidas de cortesía son disponibles para los huéspedes en cualquier momento por parte del hotel, de día o de noche. Los espacios públicos están llenos de libros y sillas de cuero—es como si el tío más mundano de la familia haya decidido organizar un salón literario en su hogar. Hay espacio suficiente aquí como para una comida de negocios o una siesta diurna o incluso hasta para una charla embriagadora al lado del fogón.

Si el toque personal de los propietarios se extiende a cada detalle, lo mismo se puede decir acerca del nivel de confianza que radia alrededor de los corredores del hotel, ya que el bar de autoservicio deja que los huéspedes cuadren su propia cuenta. En cuanto a las opciones para comer, en esta parte de la ciudad, la falta de un restaurante de hotel no es gran cosa. Puede que el barrio de Tres Torres no es el mejor para ir de compras, pero sí que tiene bastante posibilidades para comer bien, lo cual evidentemente sería la excusa perfecta para dar una caminata a través de uno de los barrios más tranquilos de Barcelona.