Viajes 4 minutos 05 noviembre 2024

Miembro por una noche en la Soho House Barcelona

Una de nuestras redactoras ha conseguido entrar en la exclusiva Soho House de Barcelona, cuyos huéspedes disfrutan de acceso completo a todos los servicios e instalaciones hasta que hacen el check out, momento en que todos los privilegios se desvanecen.

No soy miembro de la Soho House Barcelona. No soy miembro de ninguna Soho House del mundo. Y, sin embargo, aquí estoy, a punto de cruzar la puerta principal sin pensármelo dos veces.

Han pasado casi 30 años desde que se inaugurara la primera Soho House en Londres. Esta institución solo para miembros (Soho House Chooses Culture Over Corporate, en inglés) se ha expandido desde entonces hasta contar con unos 45 establecimientos repartidos por el mundo. El paso del tiempo no ha mermado su reputación, ni su exclusividad. En 2024, más de 100.000 aspirantes de todo el planeta aguardan en la lista de espera ansiando entrar a formar parte del club. Si consigues superarla, cumplir los requisitos e impresionar al comité de selección, pagarás varios miles de dólares al año por ser socio de pleno derecho.

Por suerte, existe una entrada secreta. Todas las Soho Houses del mundo funcionan también como hotel, por lo que basta pagar una noche para convertirse, de forma temporal, en miembro. Decidí pasar un día en la de Barcelona y ver cómo era. Confieso que estaba un poco nerviosa.

Al hacer el check out, los privilegios se desvanecen como el carruaje de Cenicienta.

Nuestra redactora no pudo usar su cámara en Soho House, pero nuestro equipo de las redes sociales sí.

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Esta reseña está escrita estrictamente de memoria. Entre las normas de Soho House figura la prohibición de realizar cualquier tipo de vídeo o fotografía y de utilizar tablet o PC, salvo contadas excepciones. Con todo, y pese a no haber vuelto con el teléfono lleno de fotos, la ubicación del club en el corazón del Barri Gòtic (en una esquina de la plaça del Duc de Medinaceli con vistas a la Marina Port Vell) es de las que no se olvidan. Cuando entras, te invade el estilo de la casa, una estética bohemia en el interior de un edificio del s. XVIII a rebosar de ladrillo antiguo y vistosos azulejos.

Pero mi membresía, desde el momento que ha empezado, ha iniciado también su cuenta atrás: no tengo tiempo para quedarme mirando.

En otras circunstancias, me tomaría mi tiempo para leer el periódico de la mañana y comerme una tostada, pero en el Soho Club es evidente que la mañana es para el gimnasio. Me acerco y ya está lleno de corredores, ciclistas y deportistas levantando pesas: gente que por lo visto nunca han oído hablar de las tostadas…

Antes de que me inviten a subir a la cinta de correr, me dirijo al sótano para echar un vistazo a la gran piscina cubierta, revestida de azulejos al estilo del arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner (cuya obra se puede admirar, en parte, en el Recinto Modernista de Sant Pau). La estética del Cowshed Spa me hace pensar en una barbería de la década de 1930: un atento empleado me explica animadamente que el nombre se remonta a 1995, fecha en que fue fundada la segunda Soho House del mundo. El edificio que la acogió –una casona señorial de época georgiana, situada en el condado de Somerset– albergó asimismo el primer spa Soho House de la historia, acondicionado en el antiguo establo de la mansión.

Si el lugar donde estoy ahora es un establo, es sin duda el más exclusivo donde nunca haya estado. Estoy tentada de reservar un “Pre-Party Workout”, un tratamiento facial que promete restaurar la luminosidad de mi piel. Sin embargo, esta noche no tengo ninguna fiesta prevista, así que me despido del spa y continúo mi viaje por los mundos de Soho.

El espacio del club es el corazón palpitante de todas las Soho House del mundo y su energía me atrapa de inmediato. No es lugar para leer un libro, tampoco es un áshram hindú. Es un club elegante, pero informal, en el que diseñadores, estilistas, arquitectos y artistas pinchan olivas entre sorbo y sorbo de Soho Mule. Si quieres entablar conversación, asegúrate de tener alguna anécdota ajena al mundo de las finanzas. Uno de los requisitos para ser miembro de Soho House es trabajar en el campo de la creatividad o del arte.

Unos pisos más arriba está la espectacular terraza de la azotea, una de las más bonitas de la ciudad, con su propio bar y una piscina de tamaño más que aceptable. Me detengo aquí para saborear una tosta de aguacate con vistas y lucho conmigo misma por no sacar una foto con el móvil.

Las habitaciones se clasifican por tamaño — en la foto, una “Large” © Soho House Barcelona
Las habitaciones se clasifican por tamaño — en la foto, una “Large” © Soho House Barcelona
Una parte de Soho House que nuestra redactora no ha frecuentado mucho… © Soho House Barcelona
Una parte de Soho House que nuestra redactora no ha frecuentado mucho… © Soho House Barcelona

Llega el momento de, por fin, descubrir mi habitación, una de las llamadas Tiny Rooms. Con 21 metros cuadrados, es para enamorarse. Este encantador espacio en tonos ocres, negros, marrones y verdes intensos respira una atmósfera de sabor antiguo que se completa con los equipamientos modernos que se esperan de la marca (altavoces bluetooth y tomas USB junto a la cama). En el cuarto de baño, revestido de cerámica bicolor, encuentro un set de cortesía como nunca había visto: un sinfín de cremas, sueros y champús. Las vistas desde mi habitación son a una calle lateral normal y corriente, pero no me importa. Si me apetece disfrutar de unas vistas impresionantes, solo tengo que volver a la azotea.

Estoy tomando notas para este artículo cuando me interrumpen unos golpes en la puerta seguidos de un cantarín "¡Servicio de cócteles!" Tras la puerta, un mixólogo acompañado de un carrito de bar me ofrece una bebida de bienvenida a elegir. Ante la perspectiva de necesitar una hora más para escribir este artículo, pido algo ligero y me sirve una caipirinha de la casa. Si tus vacaciones no consisten en pasar la tarde escribiendo delante de un ordenador, no tienes de qué preocuparte: puedes llamar a un camarero cuando mejor te venga, entre las 19.00 y las 21.30, para que te prepare un aperitivo.

Mientras bebo mi caipirinha, reflexiono sobre Soho House. Lo más probable es que yo no sea exactamente el perfil al que va dirigido: el creativo artístico, adinerado y elegante. Y, sin embargo, incluso para mí, la Soho House Barcelona es un lugar realmente especial. El nivel de confort es impecable, la habitación un refugio bien pensado y las zonas comunes figuran entre las mejores de la ciudad. Las vistas desde la azotea justifican por sí solas el precio de la habitación y, a fin de cuentas, nadie te obliga a utilizar el gimnasio…

Uno de los grandes puntos fuertes de Soho House Barcelona es su azotea © Soho House Barcelona
Uno de los grandes puntos fuertes de Soho House Barcelona es su azotea © Soho House Barcelona

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Imagen de cabecera: La estética bohemia de Soho House © Soho House Barcelona 

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