Armani Hotel Milano

Algunos hoteles se necesitan visitar en persona para ser verdaderamente entendidos. Mientras que otros hoteles, sin embargo, se pueden descifrar sin dificultad. Y es en ésta segunda categoría que cae el Armani Hotel Milan que con tan sólo entonar su nombre uno comienza a hacerse una buena idea de lo que le espera a continuación. Es decir, intuye una elegancia audaz e inigualable de buen gusto y cierta riqueza en su textura y materia prima, y por supuesto, una silueta imponente que acude tanto a los empresarios como al los viajeros de ocio.

En cierto sentido, es casi un showroom vivo del local Armani Casa justo al otro lado de la calle. Pero es más que eso—un hotel bajo la gestión de una cadena de moda, tarde o temprano termina siendo una sala de exposición para un estilo de vida en particular. Y en este aspecto los interiores, de apariencia milanesa perfecta y moderna, le mantendrán frente al espejo para asegurarse de que esté vestido para la ocasión. Y como lo mejor de la moda, siempre existe un sentido más allá de la superficie, una meticulosidad tremenda dedicada a los lujos físicos que no se perciben a través de fotos.

Un hotel de noventa y cinco habitaciones no es muy grande, pero sin duda el Armani se une hacia las grandes ligas milanesas, compitiendo directamente contra unos de los hoteles más lujosos y conocidos de la ciudad. El spa y los restaurantes del hotel se ocupan de las necesidades de estos clientes ilustres de una manera que están acostumbradas a ser atendidos, y la ubicación es difícil de superar, con acceso a pie a lo que es posiblemente el centro comercial más fino del mundo. Como marca, es un simple golpe de genio, y como hotel, no es nada menos impresionante.