Bulgari Hotel Milano

La fama de ciudad industrial contaminada y gris de Milán parece haber ido desvaneciéndose (pese a que la contaminación y el ambiente gris aún sigan presentes) a medida que ha ido imponiéndose su condición de capital de la alta costura italiana. Por lo tanto, de entre todas las opciones de alojamiento de esta ciudad, dominada por un consumismo ostentoso, la más apropiada parece ser la que ofrece Bulgari, la famosa firma de joyas, relojes y artículos de lujo.

La idea de que una firma de joyas se embarque en el proyecto de un hotel podría oler a diletantismo, pero basta con echar un vistazo a su trayectoria de más de cien años para darnos cuenta de que Bulgari no ha llegado donde está a base de diversificar a lo loco su actividad introduciéndose en un sector nuevo todos los años. Además, esta vez han contado con la ayuda de un experto. El hotel es un negocio conjunto en el que participan tanto Bulgari como el grupo Ritz-Carlton. Estos no son, por tanto, los primeros pasos titubeantes de un advenedizo, sino que nos encontramos ante una operación profesional en toda regla.

El lujo de las habitaciones es casi quimérico, un tanto informal (espléndidas camas engalanadas de Frette y bañeras inmensas de granito negro), pero formidable en cuanto a desmesura. Los armarios son grandiosos, ideales para quienes sepan apreciar el diseño, y entre los dispositivos tecnológicos se cuentan el clásico televisor de pantalla plana y un teléfono móvil configurado con la extensión de la habitación. Algunos hoteles se jactan de ofrecer artículos de baño de Bulgari y los utilizan como reclamo para captar clientes. En este caso, se trata de la marca de la casa.

No deja de sorprender que un hotel boutique de ciudad más bien pequeño como el Bulgari cuente con su propio restaurante. Su fachada acristalada da a los jardines del hotel, que solían ser el patio de un monasterio. Asimismo, incluye un spa con cristalera verde esmeralda y una piscina de mosaico dorado y verde: dos lujos que también resultarían sorprendentes de no ser por la total desmesura que ostenta este lugar.

El Bulgari se encuentra en el barrio de Brera, muy próximo a algunas de las tiendas y boutiques más selectas de Milán y bien comunicado con el Cuadrilátero de Oro, punto de encuentro de Prada, Dolce & Gabbana, Versace y Armani, entre otros. El hotel ofrece un servicio personalizado de compras a quienes se vean abrumados por la variedad de la oferta, porque, a veces, las compras pendientes y el tiempo disponible sencillamente no casan. Si nos invade el sentimiento de culpa después de haber salido a gastar dinero a lo loco, podemos acercarnos al Duomo o a La Scala para que la cultura sane nuestra alma enloquecida por la alta costura.

Bulgari Hotel no admite niños menores de 16 años en la piscina/spa.