Alvear Art Hotel

En una ciudad cuya esfera hotelera ha sido dominada por una predilección a lo visual y nada más, encontrar hoteles comprensivos y bien gestionados como El Alvear en Buenos Aires o en cualquier ciudad del mundo es como buscar una aguja en un pajar. Más aún es una prueba contundente de que paredes blancas y un diseño minimalista, por sí solos, no hacen un “hotel de diseño,” pues no hay que olvidar que funcionalidad es igual de importante que forma y presentación. Y pues sí, es un hotel precioso, sin duda —es aireado y los espacios públicos radian una harmoniosa conspiración de bellas artes, luz natural y mármol reluciente— pero también es un hotel donde las habitaciones son tranquilas, las camas son de ensueño y las salas de baños, por supuesto, son majestuosas y brillantes. En cuanto al servicio, el hotel cuenta con un personal atento y elegante, todos de traje negro, que puede recomendarle un buen bar cercano o un restaurante de última moda.

Las habitaciones son amplias y soleadas, con un enfoque sensato hacia lo táctil —sábanas de algodón egipcio, baños de mármol, alfombras de felpa y paredes texturadas—como hacia lo visual. Cada habitación también cuenta con conexión al Internet inalámbrico y un escritorio de trabajo por sí su estancia es de negocios. La funcionalidad de las habitaciones en conjunto con un centro de negocios bien equipado, un elegante bar con una lista sofisticada de cócteles y una ubicación a pocos minutos del centro financiero de la ciudad, hace este hotel de arte un hotel idóneo para viajes de negocios.

El hecho de que hayamos llegado tan lejos sin mencionar que El Alvear Art Hotel es una propiedad hermana de lo que a menudo se considera como el mejor hotel de Buenos Aires, El Alvear Palace, inevitablemente dice algo de mérito acerca del carácter propio del nuevo emplazamiento. No obstante, no es de ninguna manera un clon uno del otro, ya que la apariencia del segundo es decididamente más contemporánea.