El chef Carlos Maldonado no entiende de límites y eso caracteriza su cocina, vinculada a los sabores y productos manchegos pero también abierta al mundo; no en vano, su propuesta exalta el hermanamiento entre su querida Talavera de la Reina y Puebla (México).
El restaurante, que puede pasar algo desapercibido por su discreta fachada, presenta una estética clásica-actual en tonos blancos y una sala anexa que destaca por los visillos que caen desde el techo, dando mayor intimidad entre las mesas. Sus menús degustación (Raíces y Hechos de Barro), siempre con elaboraciones arriesgadas y muy técnicas, cautivan a partes iguales por su frescura y su atrevimiento. ¿Curiosidades? La vajilla, diseñada por ellos mismos, tiene las huellas de su hijo (Carlitos) impresas en uno de los platos del postre.