Aquí se viene a escuchar el silencio, a oxigenar el cerebro y, por supuesto, a disfrutar de una gastronomía "Km 0" que no deja indiferente. Al encontrarse en una aldea puede resultar algo difícil de localizar; sin embargo, merece la pena flanquear la discreta fachada de la casa para descubrir una sala donde veremos detalles rústicos, modernos, hogareños... y hasta una típica "lareira", utilizada tanto para cocinar como para ahumar productos. Ofrecen calidad, precios económicos y platos tradicionales elaborados con mucho cariño, como el Jurel ahumado o el Rabo de vaca de Bandeira estofado.