The Omnia

Al contrario que la mayoría de los hoteles de estación de esquí, que desdeñan las ventajas del diseño y confían en que los picos nevados resulten lo suficientemente atractivos, el Omnia no tiene miedo de los retos arquitectónicos. En este caso, el reto consistía en encarar uno de los paisajes alpinos más espectaculares de Suiza, con un monumento como el Matterhorn a las espaldas.

El estilo es alpino —con materiales como la madera y la piedra, tejados inclinados y ventanales enormes—, solo que muy moderno. La filosofía de anteponer la comodidad a todo lo demás se plasma tanto en las zonas comunes, con sofás de piel dispuestos en torno a la chimenea, como en las habitaciones, amplias y luminosas, con tumbonas y balcones bañados por el sol.

Es un hotel céntrico, pero a la vez está apartado del bullicio del pueblo. Los huéspedes entran por un túnel que atraviesa la roca y suben al vestíbulo en ascensor, con los tejados de Zermatt a tus pies. Además, no necesitarás esquiar para pasártelo bien: en esta estación de esquí, que está abierta todo el año, se pueden practicar todo tipo de actividades al aire libre y visitar unas tiendas y unos restaurantes excelentes. El nuevo túnel ferroviario transalpino facilita sobremanera el acceso a Zermatt, donde solo pueden circular trineos tirados por caballos y coches eléctricos. Los huéspedes que viajen en automóvil deberán dejar su vehículo en la localidad vecina de Täsch.