Hotel Imperial

El paso del tiempo parece no hacer mella en el lugar: todo permanece impecablemente conservado en el estilo decimonónico de los orígenes. Una gran escalera de mármol conduce hasta las suites reales del primer piso, conectadas con las habitaciones contiguas para alojar a los guardaespaldas y demás miembros de los séquitos. Un guiño al progreso fue la instalación de ascensores, que hacen que las habitaciones de la planta superior, antes relegadas, sean de repente una opción más que válida.

Sea cual sea la planta y la tipología, todas las estancias logran destacar por su elegancia: antigüedades decimonónicas y ricas telas combinan a menudo con lámparas de cristal y obras de arte de época. Algunas habitaciones del quinto piso tienen terraza con vistas a la Ringstrasse y al centro de la ciudad, y todas las suites cuentan con servicio de mayordomo privado.

En el plano gastronómico, el Opus, perfecto ejemplo del restaurante formal, propone una cocina austriaca clásica con influencias internacionales, mientras que el Café Imperial Wien es la cuna de la Imperial Torte, uno de los postres más famosos de una ciudad que no tiene rival en la repostería.