HOTEL BRUMMELL

Barcelona es uno de los destinos más deseados de Europa y esto ha provocado una gran proliferación de hoteles boutique, tan parcos en su estilo chic industrial como opulentos en sus despliegues de esculturas lumínicas. Al margen metafórico de esta estética se encuentra el Hotel Brummell, un esfuerzo conjunto de los austriacos Christian Schallert y Verónica Blume; aunque sabemos que aquí Instagram sigue siendo tan influyente como siempre, también se percibe una refrescante sensibilidad realista.

La localización probablemente tiene algo que ver; se encuentra literalmente al borde del emergente barrio del Poble Sec, cerca de la costa y con la montaña de Montjuïc de fondo. Poble sec en catalán significa pueblo seco, descripción que contrasta con la abundancia de lugares asequibles para beber, lo que a la vez aviva el apetito por el encantador ambiente de tapas y galerías que domina todas las calles. Fusiona todo eso y tendrás el Brummell, un hotel que satisfará tus antojos, desde comida superfresca, cócteles, bebidas de día junto a la piscina de la azotea, un lugar para dormir... o todo lo anterior.

Con solo 20 habitaciones, el Hotel Brummell hace honor a la palabra boutique, algo que eleva su encanto. En esta escala, el decorado casual inspirado en Sri Lanka está muy lejos de ser inadecuado y la justa dosis de mobiliario diseñado a medida se une a la pasión por el equilibrio, la asimetría y los contrastes (gracias, sin duda, a los trasfondos artísticos de sus anfitriones). Además de los ya esperados beneficios como wifi gratuito y televisores de pantalla plana, los baños en particular brindan todos los detalles lujosos: suelos climatizados, duchas tipo lluvia y productos de MMLL. Solicita una habitación con balcón y no ignores las máquinas expendedoras: su contenido, como todo lo demás, ha sido cuidadosamente seleccionado. En cuanto a la restauración, Brummell Kitchen sirve el desayuno, mientras que Palo Cortao, con un estilo similar a una taberna, ofrece comidas y cenas.