Un restaurante en el que... ¡los grandes protagonistas son el fuego y el humo!
Tras los fogones de este local, de aire contemporáneo-industrial y estudiadísima iluminación, se halla al chef Víctor Infantes, un hombre que vive la gastronomía desde la pasión y, siendo aún joven, ya ha bebido las mieles del éxito. Centra su propuesta en dos menús degustación (Barro y Sagato) que evolucionan según mercado, exaltando siempre los productos y los sabores manchegos para, desde una perspectiva moderna, convertir materias primas de cierta humildad en platos de alta gastronomía. No renuncia ni a las técnicas ancestrales (de ahí su llamativo nombre) ni a la posibilidad de dar unos sorprendentes toques ahumados. ¿Platos destacados? De sus últimos menús nos ha gustado mucho el pase Codorniz a la brasa con mojo manchego, salsa de piquillos a la brasa y perejil, que se come con las manos, y la reinterpretación que hacen en su Tarta de limón, con texturas y temperaturas diferentes a las habituales.