Vidago Palace

Es posible que usted no esté al corriente de la historia de Portugal (o tal vez sí). De todas formas, la magnífica fachada belle époque del Vidago Palace le narrará un par de detalles: a pesar de su relativamente remota localización cerca de la frontera del norte, el hotel tiene un interesante pasado relacionado a su posición estratégica. Construido en 1910, queda cerca de las Termas de Chaves, famosas desde los tiempos romanos por sus propiedades curativas y favoritas de muchos reyes portugueses. Más de un siglo después, el hotel sigue siendo tan elegante como el día en que se inauguró. Pero sus opulentos interiores han sido ingeniosamente adaptados para complacer los gustos modernos: el magnífico salón de baile ahora alberga el exquisito comedor Salão Nobre, las aguas curativas de la región fluyen a través del refinado spa de mármol y las habitaciones y suites cuentan con ventanas panorámicas y evocadoras tinas de cubiertas enrollables.

En el piso de arriba, el decorado se aleja de lo tradicionalmente portugués hacia un tono más inglés campestre con un giro retro; reservado pero con sentido del humor. Aún las habitaciones más corrientes tienen terrazas enmarcadas en enredaderas florales, vistas hacia el parque y civilizadas áreas amobladas con imaginativos sillones tapizados al estilo bergère. Las suites cuentan con salones de estar separados, mobiliario antiguo, sofás de cuero, y probablemente lo más sorprendente de todo, empapelado de Gournay pintado a mano.

Abajo, la estética del Vidago Palace es claramente aristocrática: rico cortinaje, relucientes escaleras de mármol, majestuosas columnas, empapelado de seda, candelabros venecianos y suelos recubiertos de coloridos mosaicos. Como podría esperarse, hay más lugares para pasear, cenar y tomar cócteles exquisitamente preparados de los que se pueden acomodar durante una sola visita, a menos que la misma dure una semana. Hay un excelente campo de golf y un gimnasio, una biblioteca bien surtida, el desayuno se sirve en el Winter Garden, un espacio tipo conservatorio con techo de hierro forjado y cristal, puede catar vinos del Valle del Duero en la bodega, saborear ensaladas gourmet junto a la espaciosa piscina exterior y bebidas en el ultramoderno Clubhouse. El punto culminante, claro está, es el reluciente spa de baños termales donde se ofrecen tratamientos con las famosas aguas de Vidago; si fueron dignas del rey Carlos I, también lo serán de usted.