Cerulean Tower Tokyu Hotel

Los extranjeros que viajan a Tokio deben afrontar una serie de dificultades que posiblemente no encuentren en otros lugares. El simple hecho de dar una vuelta puede resultar una ardua empresa, dadas las dimensiones y la complejidad de la ciudad, por no hablar del enigma de las calles sin nombre. Uno enseguida se da cuenta de que la elección de un hotel tampoco es tarea fácil.
Sin tener en cuenta los nichos de mercado como los «hoteles colmena» (que pueden llegar a ser muy divertidos) y los «hoteles románticos» (que, dadas las circunstancias adecuadas, también pueden serlo), en Tokio hay dos tipos de hoteles tradicionales. En primer lugar, están los hostales, que son más bien para japoneses: el hecho de que no se hablen otros idiomas hace que resulten impracticables para los extranjeros. En segundo lugar, nos encontramos con esos hoteles de estilo occidental que tan familiares nos resultan, y, entre ellos, está el Hotel Cerulean Tower Tokyu.
El hotel abarca la mitad superior del edificio Cerulean Tower, desde la planta 19 hasta la 40. En muchas ciudades, las vistas de una habitación que se encuentre en la 37ª planta de un hotel podrían ser poco pintorescas: quizá el edificio de oficinas de la acera de enfrente. En el caso de Tokio, los edificios son de una altura media y sus veinte millones de habitantes suelen hacinarse en los primeros doce pisos aproximadamente. Esto explica las espectaculares vistas panorámicas del Cerulean Tower: en un día despejado puede verse hasta el Monte Fuji.
Teniendo en cuenta el crecimiento descontrolado de Tokio, podría decirse que el hotel se encuentra en una zona céntrica, aunque no en el sentido estricto de la palabra, ya que aquí resulta imposible estar cerca de todas partes. De todos modos, Shibuya, el barrio del Cerulean Tower, se considera el centro comercial de Tokio, animado y dinámico, y con todo tipo de establecimientos (Lost in Translation fue rodada en su mayor parte en el Park Hyatt, muy cercano y bastante más caro).
El estilo del hotel es contemporáneo: bastante moderno, pero no demasiado vanguardista. En Japón (aún) no hay muchos hoteles como los W o los Schrager. De hecho, la mayoría de los hoteles internacionales son aburridos y predecibles, y recuerdan a esos hoteles de aeropuerto norteamericanos tan anodinos. En cambio, el Cerulean Tower tiene mucho estilo. Puede que su opulencia no sea comparable a la de su competencia de mayor categoría, pero resulta infinitamente más atractivo que la alternativa impersonal.
Tanto el restaurante como el salón del hotel se encuentran en la 40ª planta del edificio, desde la que se domina un paisaje magnífico: desde el majestuoso Fuji hasta la Bahía de Tokio. Además, en las dos primeras plantas de la torre puede haber cerca de otros seis restaurantes excelentes, y la variedad de la oferta de la calle puede resultar abrumadora; baste con decir que en Shibuya no faltan opciones gastronómicas ni entretenimiento alguno.

Si desea reservar una habitación Corner King, descubrirá que las vistas desde la bañera son extraordinarias. Después de ducharse, puede disfrutar de un relajado baño, al más puro estilo japonés, mientras contempla la ciudad a vista de pájaro. Esta experiencia bien merece el precio de la habitación.

Por favor recuerde: No se permitirá que los huéspedes menores de 18 años utilicen el gimnasio.