The Ritz-Carlton, San Francisco

Este majestuoso edificio neoclásico era la sede de una compañía de seguros antes de convertirse en un hotel de lujo en 1991, y el Ritz-Carlton encaja tan bien en esta construcción que cuesta imaginarse que haya podido ser otra cosa. El imponente edificio histórico de piedra blanca y columnas estriadas abarca media manzana, a medio camino entre la convencional zona de Nob Hill y los rascacielos de la zona financiera.
El vestíbulo, con su arte del siglo XIX y sus arañas de cristal, no es menos opulento, y el salón del vestíbulo, con vistas al jardín del patio, es donde se sirve el té, toda una institución del Ritz-Carlton. Las habitaciones siguen la misma tónica: todas son amplias y elegantes, con sus camas de plumas y su ropa de cama de algodón egipcio, y los cuartos de baño de mármol italiano, con sus dos lavabos, son inmensos. Las habitaciones de categoría Club ofrecen los servicios de un conserje, y muchas tienen unas vistas soberbias a los edificios de la ciudad que se perfilan contra el horizonte al pie de Nob Hill.
Si bien es cierto que solo Nueva York está por delante de San Francisco en lo que se refiere a la variedad y calidad de sus restaurantes, es difícil encontrar uno que esté a la altura del comedor del Ritz-Carlton: no hay un lugar más formal en esta ciudad tan distendida. El Terrace es un restaurante de cocina mediterránea en el que se respira un ambiente más informal. Además, los mejores restaurantes de San Francisco se encuentran principalmente en esta zona, incluidos varios establecimientos italianos que no tienen nada que envidiar a ningún otro de Norteamérica.