Le Bristol Paris

Le Bristol Paris es el más emblemático de los grandes hoteles de París, bautizado en honor a un lord inglés y un obispo del mismo nombre. También es el hotel más discreto, siempre atento a la privacidad de sus huéspedes. Nos encontramos en el mismísimo escenario en el que se desarrolla la escena final y siempre conmovedora de la novela La Edad de la Inocencia, de Edith Wharton, cuando Newland Archer decide ir a ver a Madame Olenska y, en el último minuto, acaba cambiando de opinión.

Como una tarta glaseada, Le Bristol ostenta un cremoso aspecto art déco por fuera y es un claro ejemplo de la opulencia del siglo XVIII por dentro. Es particularmente hermoso en primavera, cuando las macetas de geranios de las ventanas florecen y el espacioso jardín del hotel vibra con el aroma de los magnolios. La piscina es una de las pocas que pueden encontrarse en París y, aunque es pequeña, reviste una gran belleza, encerrada como está en una burbuja de cristal y bañada por el sol urbano.

Con sus valiosos muebles del siglo XVIII, los tapices de Gobelin, y la presencia de obras de arte que colgaron en su día de las paredes del Louvre, Le Bristol es una dosis tan pura del premodernismo parisino como pudiese encontrarse hoy en día. A pesar de esto, nunca se ve viejo o desteñido. El ático, que ha acogido a multitud de celebridades, desde Marilyn Monroe hasta Prince, fue sutilmente remodelado y su desacertado tono amarillo fue reemplazado por un refrescante blanco. A pesar de su intensa personalidad, este hotel sigue siendo el destino favorito de los máximos representantes del mundo de la alta costura y no hay manera de conseguir reservas durante la Semana de la Moda.

¿Por qué es tan popular? Tenemos varias hipótesis: tal vez sea por el personal, hermético y discreto, que tiene fama de ser el mejor de la ciudad. Quizás sean los cuartos de baño, los más grandes de París. O bien podría ser por su puñado de inusuales restaurantes y bares de lujo. O por el spa, de la marca suiza La Prairie. Sin embargo, es probable que la mayor atracción sea el ambiente. Muchos hoteles tratan de recuperar el antiguo París, pero este se acerca un poco más que la mayoría.