Cap Estel

Hay dos formas de visitar la Costa Azul como es debido: puedes irrumpir en uno de los grandes hoteles de Cannes, a la vista de una multitud de admiradores y paparazzis, o bien encontrar un rincón solitario y esconderte allí de las miradas indiscretas; la cuenta en ambos casos será similar pero, en este último, tendrás la Costa Azul a tus pies.

El Cap Estel pertenece, sin duda, a la segunda categoría. Desde que fuera construido por un aristócrata ruso del siglo XIX, siempre ha sido un rincón elegante y privado. Enclavado en el extremo de su propia península de dos hectáreas, el hotel no podría ser un lugar más tranquilo. En el interior se respira un ambiente de época y a la par moderno y selecto, con una tonalidad de azules intensos, un blanco resplandeciente y minimalista, y una combinación de camas y cuartos de baño modernos con espejos antiguos y sillones estilo Luis XVI. Las habitaciones tienen terrazas y balcones privados, desde los que se domina el mar, y las suites, repartidas entre el edificio principal y una villa de estilo italiano más cercana al mar, son lujosas e inmensas.

Las comidas se sirven en la Pool House, junto a la piscina que se confunde en el horizonte con el mar, o en el comedor; no hay riesgo de fotos robadas: ambos sitios están reservados exclusivamente para los huéspedes. En realidad, no tienes por qué salir del recinto del hotel; el Cap Estel está equipado con gimnasio, piscina cubierta, revestida de unos hermosos azulejos, sauna e instalaciones para masajes y tratamientos de spa, así como playa privada e, incluso, sala de billar, piano bar y cine privado.