Semiramis Hotel

Salta a la vista que el Semiramis es un concepto de hotel absolutamente rompedor: se distingue, tanto de los fríos hoteles boutique modernos como de los blanqueados hoteles de lujo griegos, por la vitalidad de sus pinceladas de colores fosforitos. En general, resulta bastante chocante, salvo para los entendidos en diseño industrial contemporáneo: en su caso, bastará con nombrarles a Karim Rashid.
Rashid es el príncipe de las artes plásticas, el sultán de los excesos sensoriales, el barón del Blobject. Sus diseños pretenden ser una fusión futurista de elementos orgánicos y alta tecnología, con colores que llevan a los periodistas más serenos a hacer metáforas sobre fármacos psicotrópicos. Resulta irónico que él siempre vaya vestido de blanco; sus motivos tendrá, pero, francamente, no vienen al caso.
Tras esa fachada de originalidad, el Semiramis es simplemente un hotel boutique de lujo, si bien es cierto que está impregnado de la visión utópica de Rashid. Además de sus contornos imprecisos y sus colores chillones, lo que llama la atención de este lugar es que uno puede quedarse un fin de semana o más días sin sentir la necesidad de salir; menos mal, porque el hotel no se encuentra precisamente en el centro neurálgico de la ciudad, sino al norte, en el barrio alto de Kifissia.
Así pues, en lugar de ir a visitar los sitios de interés de Atenas o salir de discotecas por el centro, los huéspedes aprovechan las posibilidades que les brinda este hotel de lujo: se relajan junto a la piscina, prueban todo tipo tratamientos en el spa, deambulan por el interior del hotel contemplando la espléndida colección de arte del propietario y los fanáticos del diseño se dedican a examinar, maravillados, algunos de los muebles y artefactos más peculiares jamás vistos en un hotel. Kifissia cuenta con una modesta, aunque selecta, oferta de tiendas, restaurantes y bares, pero no deje de ir al restaurante del Semiramis: las obras de arte, el diseño industrial y, por supuesto, la comida merecen la pena.