Hotel Grande Bretagne

El Hotel Grande Bretagne difiere bastante del típico hotel de lujo griego; en lugar de ser un inmenso complejo situado en un acantilado sobre el Mar Egeo, se trata de una mansión victoriana ubicada en pleno corazón de Atenas. Sí, ha leído bien, su preciosa fachada, que ha sido esmeradamente restaurada, es de estilo victoriano y no desentonaría entre los hoteles más clásicos de Londres.
Quizás éste es el motivo por el que Winston Churchill fue uno de sus más fieles clientes durante los días de gloria de Gran Bretaña. Y decimos días de gloria porque este hotel clásico se apagó algo durante las últimas décadas del siglo pasado. Si embargo, gracias a un exhaustivo proceso de restauración, que ha llevado dos años y ha supuesto una inversión más que considerable, el hotel tiene hoy un aspecto inmejorable. La decoración no ha cambiado tanto, más bien ha mejorado; todos los óleos y las piezas de anticuario han sido restaurados hasta recuperar su esplendor original, que data de 1842. Las habitaciones tienen un aire palaciego y elegante, aunque han sido cuidadosamente decoradas para evitar los excesos. Algunas tienen balcones con vistas nada más y nada menos que a la Acrópolis.
Si su habitación no le permite disfrutar de las mejores vistas, siempre puede subir hasta el restaurante de la planta superior, que ofrece una espectacular panorámica de toda la ciudad. El color azulado del Mar Egeo que se echa en falta en la ciudad está presente en el Spa, cuya piscina tiene un agua de un azul tan intenso que le parecerá estar bañándose en el mar. El servicio es de primera categoría y los alrededores son el no va más del lujo. Su ubicación es perfecta, a sólo unos pasos de algunos de los principales puntos de interés turístico de Atenas. Resulta difícil imaginarse un hotel tan excepcional en pleno centro de la ciudad.