W Seattle

En la cúspide de los altercados en Seattle con motivo de la cumbre de la OMC, dos huéspedes del W Seattle decidieron casarse... avisando solo un día antes. Como no había jueces, magistrados ni pastores, el conserje Daniel Petzoldt se ordenó en línea. En realidad, según comenta, convertirse en pastor fue la parte más fácil si se compara con conseguir las flores, el restaurante y los esmóquines en un plazo de solo 24 horas, con aprender a hablar un francés aceptable en un día (la pareja, que era bilingüe, escribió sus propios votos), o con abrirse paso entre una muchedumbre vociferante para llegar al juzgado. Por tanto, no es sorprendente que la sucursal de Seattle haya sido elegida como el W con mejor servicio.

A pesar de que el edificio sea nuevo y tenga 26 pisos de cemento y granito negro, resulta más acogedor que el resto de hoteles W. Bueno, suponemos que necesitarás tener un sentimiento cálido y agradable si te encuentras en la ciudad donde siempre llueve. El vestíbulo, que como en todos los hoteles W se llama lounge, hace honor a su nombre, ya que cuenta con chimenea, suelo de roble negro y curtidas mesas de café con libros y juegos. Igualmente, la sala de conferencias más popular es un salón con sofás en el piso 25 (los negocios pasan por Seattle).

Hay muchas razones por las que los huéspedes más devotos se hospedan de forma casi semanal. Está Daniel, el conserje con superpoderes, su situación en el centro cerca del Pike Place Market, o las fantásticas vistas que se tienen del Puget Sound desde las suites, apoyados sobre el borde de la bañera. Está el restaurante Drew Nieporent que sirve comida típica del Pacífico (mariscos y productos frescos del mercado de granjeros). Sin embargo, lo mejor del W Seattle son los servicios para las mascotas. Hasta el mismísimo Eddie de la serie Frasier (otro cliente habitual y posiblemente el perro más famoso de Seattle) está de acuerdo. Al igual que sus dueños, los perritos siguen volviendo por las camas de plumas, las trufas que colocan al abrirnos la cama y un personal que acude raudo a su ladrido y llamada.