Royal Palms Resort and Spa

La mansión colonial española que más adelante se convertiría en el Royal Palms, fue construida en 1929 para el industrial neoyorquino (y sobrino de J.P. Morgan) Delos Cooke. Sin embargo, Cooke no llegó a vivir dos años desde su edificación y la casa cambió de propietario varias veces antes de que en 1948 se habilitara como complejo hotelero.
Su diseño actual es relativamente reciente, ya que data de la reforma llevada a cabo en 1995, pero sus detalles arquitectónicos y su ambiente desenfadado son más fieles al espíritu de la época dorada del jazz de 1929 que al complejo hotelero de posguerra en que se había convertido la mansión de Cooke. El complejo se encuentra a los pies de la espectacular montaña Camelback, junto a la localidad de Scottsdale, con una entrada flanqueada por hileras de imponentes palmeras que crean un efecto de una belleza que deslumbra a los recién llegados.
En fuerte contraste con la aséptica arquitectura corporativa que predomina en toda la región de Phoenix y con la saturación de cadenas hoteleras del mismo estilo anodino, el Royal Palms tiene una personalidad tan marcada que parece una residencia privada, con detalles tan singulares como alfombras orientales y colores vivos e intensos que desafían a los insípidos tonos pastel propios del suroeste, tan arraigados en la región. Las estancias se dividen en dos categorías principales: por un lado, las habitaciones y suites, denominadas Estate Rooms, y, por otro, las Casitas, unos espléndidos chalés independientes de la mansión principal.
El complejo se encuentra exactamente a medio camino entre el centro de Scottsdale y la opulenta zona de Biltmore, y a sólo quince minutos del aeropuerto de Phoenix, una ubicación idónea para un hotel de negocios; sin embargo, gracias a sus pintorescos alrededores y su ambiente tranquilo, amén del spa, el Royal Palms también se ha convertido en uno de los destinos vacacionales más solicitados.
En definitiva, el atractivo del Royal Palms reside en su carácter polifacético, que le permite ser único y personal y, al mismo tiempo, satisfacer las exigencias de las personas más dispares; se trata de un hotel de negocios, pero también es un complejo hotelero de lujo; a pesar de estar cerca del centro de la ciudad, es tranquilo; resulta suntuoso a la par que asequible, con un auténtico sabor del suroeste sin renunciar a un regusto mediterráneo. Como era de esperar, cuenta con un excelente restaurante, el T. Cook’s, en el que tanto los huéspedes como los lugareños pueden degustar platos típicos de la cocina española y de la toscana.
El hotel ofrece un spa y una piscina a la sombra de la montaña Camelback. Se pueden alquilar bicicletas y en los alrededores hay muchas rutas de senderismo. Otro de los atractivos de la zona es el golf, muy popular en Arizona, a pesar de su clima seco. El Royal Palms ofrece la posibilidad de formalizar directamente las inscripciones y las horas de salida deseadas en muchos campos de golf.