Blancaneaux Lodge

Hubo un tiempo en que la predilección del director de cine Francis Ford Coppola por las selvas de Belice se habría considerado un simple cotilleo de la prensa del corazón o una trivialidad hollywoodiense. Sin embargo, ahora que sus propiedades se han convertido en un negocio, se trata de un dato de interés turístico.
En un principio, Blancaneaux Lodge era una especie de casa de veraneo. Por lo visto, el paisaje le recordaba los exteriores de Filipinas en los que se rodó Apocalipse Now, aunque con la ventaja adicional de encontrarse mucho más cerca de California. Ahora la de Coppola es una de las veinte casas que se alquilan en el actual Blancaneaux, un hotel ecológico de alto nivel.
Naturalmente, no tiene por qué gastarse un dineral en la villa del propietario; también dispone de unas cabañas más modestas, pero del mismo estilo —un equilibrio perfecto entre el escapismo rústico y el lujo sencillo—, enclavadas justo donde los jardines bien cuidados empiezan a fundirse con la selva tropical.
La mitad del encanto de Belice reside en la selva tropical, y lo mismo sucede en el caso del Blancaneaux. Cuando se vaya, lo que recordará no será su habitación ni su piscina desbordante, sino el paraje, el paisaje espectacular y la exuberante selva tropical, llena de vida. Por lo tanto, la oferta de actividades al aire libre, como las excursiones a pie, en bici o a caballo a ríos impetuosos o a las ruinas mayas, compensa con creces la falta servicios de alta tecnología. Al final de la jornada, siempre le esperarán el Blancaneaux y una auténtica cocina guatemalteca, pizzas al horno de leña y otras suculentas especialidades italianas, todo regado con los vinos de la propiedad de Coppola.
Indicaciones para llegar al hotel:
La propiedad se encuentra a dos horas y media en coche del Aeropuerto Internacional de Belice, aunque también dispone de un vuelo chárter de 35 minutos. La Lancha y el Turtle Inn, que pertenecen al mismo grupo, se encuentran a tres horas en coche. El transporte y los vuelos chárter deben reservarse con antelación.