The Spire Hotel

A pesar de que jamás lo sabría por los medios de comunicación, en Nueva Zelanda no todo son hoteles de lujo, deportes de aventura y recorridos turísticos del Señor de los Anillos. Si bien es cierto que Queenstown debe su fama a su paraje alpino, la meca de los aficionados al esquí y al snowboard, también es una ciudad cosmopolita, como queda más que demostrado por el urbano hotel Spire.
Este hotel no se caracteriza por la falta de elegancia típica de los hoteles de estación de esquí, sino que luce una gama de colores que van del rojo y el gris al negro, y muebles diseñados por artistas de la talla de Eames y Philippe Starck. Las diez habitaciones descomunales están provistas de balcones privados, bañeras hondas, suelo radiante, chimeneas de gas y almohadas a la carta (sí, es esa clase de sitio). Afortunadamente, también ofrecen esa clase de servicio; los jóvenes empleados no parecen haber sido adiestrados en la filosofía de que el personal de los hoteles boutique ha de ser huraño y altanero.
No cabe duda de que todo esto tiene su precio, pero el Spire es el único lugar de Queenstown en el que uno puede alojarse con tanto estilo. Tampoco está pensado para gente pudiente enamorada del esquí; Lake Wakatipu es un destino de veraneo muy frecuentado y el Spire tiene instalaciones para reuniones, a fin de satisfacer las necesidades de las personas que tienen la suerte de venir aquí por negocios. Con un restaurante a cargo del chef Rex Morgan (que no debe confundirse con el médico de la tira cómica del mismo nombre), el Spire también forma parte de la vida nocturna de Queenstown.