Amanyara

Los tópicos acaban acuñándose, porque, por muy poco originales que sean, son ciertos. La verdad es que las Turcas y Caicos son espectaculares, cubiertas de toneladas de arena blanca y rodeadas de seductoras aguas turquesa, bajo un cielo azul salpicado de alguna que otra nube de algodón. Otro tópico relacionado es que los complejos hoteleros Aman, dondequiera que se encuentren, siempre son de lo más lujosos.

Los pabellones de madera del Amanyara tampoco son especialmente originales, aunque tampoco tienen por qué serlo, y se ocultan en medio de una vegetación exuberante: los Pond Pavilions se encuentran junto a varios estanques, sobre los que se extienden pequeños solarios, y los Ocean Pavilions ofrecen unas vistas espectaculares al mar.
Los complejos hoteleros Aman siempre tratan de crear un mundo en miniatura con todos los servicios incluidos; en este caso, el Amanyara está equipado con restaurantes, piscinas, bares, un gimnasio y tratamientos de spa administrados en la intimidad de los pabellones de huéspedes. Gran parte de las Turcas y Caicos son reservas naturales protegidas; el submarinismo, el buceo con tubo y la pesca son de primera. Como era de esperar en un lugar tan respetuoso con el medio ambiente como el Amanyara, aquí no hay rastro de las aglomeraciones ni la espantosa sobreexplotación que se aprecia en el resto del Caribe, de modo que los huéspedes pueden disfrutar el complejo hotelero (y los entrañables tópicos) sin distracciones. Es cierto que no es muy original, pero ¿quién necesita originalidades cuando lo conocido es tan bueno?