Pestana Vintage Porto

A Porto la llaman la Cidade Invicta porque tiene fama de haber resistido todos y cada uno de los intentos de invasión a través de su historia. Ese sentido de permanencia casi mítico se aprecia a través de todo Portugal, el país que las guerras se saltaron, y brinda a los visitantes una nostálgica mirada a la Europa mediterránea que pudo ser. Esa gallardía de viejo mundo alcanza su punto culminante en la Praça da Ribeira, el núcleo histórico de la ciudad, una joya arquitectónica frente al soñoliento río Duero, con edificaciones que datan del siglo 16.

Gracias a una serie de renovaciones hechas siguiendo los escrupulosos estándares del Patrimonio de la Humanidad, Pestana Vintage Porto realmente le hace honor a su nombre, abarcando dos manzanas con vistas envidiables del puente Dom Luís I y, en la ribera sur del Duero, las «cuevas» donde el tradicional vino que lleva el nombre de la ciudad, desarrolla su carácter dulce y robusto. Dentro, un refrescante estilo contemporáneo se reafirma en los espacios comunes, balanceando el trabajo en piedra con acentos de madera aclarada por el sol, espejos e iluminación empotrada. Los comedores, uno con terraza y especialidad en carnes, el otro una combinación de bar-bistró, invitan a disfrutar con calma los platos regionales elegantemente preparados y las bebidas mezcladas mientras reposa la vista sobre el abundante arte enmarcado y el cuerpo sobre sillas de Fernando Távora.

Ese es el Portugal urbano en pocas palabras: un trasfondo inmortal con valoraciones contemporáneas en alto relieve cuya yuxtaposición realzará su opinión de ambos. Una nueva expansión aumentará la capacidad a 103 habitaciones que emplean una paleta cálida y seductora para captar su atención. Las flores frescas y las puertas francesas brindan un palpable sentido romántico sin sacrificar el modernismo del mobiliario de mediados del siglo XX ni las ventajas tecnológicas de los televisores LCD de pantalla plana, ni el wifi. En recepción te pueden organizar una excursión por el río o alquiler de bicicletas si lo deseas, aunque la simple impresión de una caminata nocturna es suficiente recompensa por sí sola, con el brillo de los faroles reflejado sobre el río y la noble silueta de la ciudad palpitando con vida nocturna en las riberas.