Anassa

Las islas griegas son, en este momento, la estrella del Mediterráneo, pero para contemplar una belleza espectacular y no toparse con avalanchas de turistas, apostamos por Chipre. En lo que respecta al alojamiento, Anassa es el rey de la isla situado en un trono majestuoso sobre el mar Mediterráneo.

El estilo del hotel imita al de una villa bizantina: un conjunto de relucientes casitas blancas con tejados de terracota colocadas sobre el borde de un acantilado, con vistas al mar en dirección a la península de Afamas y los baños mitológicos de Afrodita. Todas las habitaciones, incluso la doble más modesta, son espaciosas y elegantes, decoradas en colores claros mediterráneos. Muchas tienen terrazas privadas desde las que se puede contemplar el mar, y algunas, las suites, una pequeña piscina privada o una bañera de hidromasaje orientada al mar.

Alojarse en el Anassa se trata más bien de una experiencia de independencia, y muchos clientes ni se molestan en salir de él durante su estancia. En el caso de que tu habitación no disponga de piscina privada, podrás elegir entre tres piscinas comunes. Los cuatro restaurantes que alberga pueden parecer excesivos, pero lo cierto es que todos son excelentes.

Si nos enumerásemos todos los deportes acuáticos y otras actividades deportivas disponibles, sería realmente agotador. Pero lo que podemos decir es que están los habituales: tenis, golf, squash, e incluso escalada. Este hotel es uno de esos lugares donde acuden más personas al spa romano que al gimnasio, y es que en casa uno ya puede hacer ejercicio, pero pocos pueden decir que el gimnasio de su barrio ofrece tratamientos de talasoterapia, algoterapia y shiatsu. Reserva estos servicios con antelación, la demanda es alta.

Una nota para los padres: el Anassa da la bienvenida a los niños y además se encarga de que estén bien cuidados. Cuenta con un programa para niños muy completo.