Hotel Gault

En la zona histórica de Vieux-Montréal se encuentra uno de los hoteles más modernos de Norteamérica, oculto tras la fachada de una antigua fábrica de alfombras. El Hotel Gault no dedica ni un minuto al estilo rústico francés de muchos hoteles vecinos y se vuelca en una contemporaneidad industrial, con habitaciones sin tabiques tipo loft, suelos de hormigón pulido y sillas de Eames, tan futuristas como cuando fueron diseñadas por primera vez.

No hay dos habitaciones iguales, aunque todas son amplias y están cortadas por el mismo patrón minimalista moderno, que reduce la ornamentación a la mínima expresión. Su atractivo reside en comodidades como el suelo radiante de los cuartos de baño, los albornoces suntuosos y el café au lait que te llevan a la habitación. Algunas tienen terrazas privadas con vistas a las pintorescas calles de la zona, otras, paredes de ladrillo visto, y otras, amplias camas king size de California —aunque las camas queen size estándar tampoco están nada mal—. Los televisores con pantalla de plasma no desentonan en estos interiores elegantes, y los cuartos de baño parecen sacados de una revista de diseño, con sus bañeras exentas con forma de huevo y sus lavabos poco prominentes.

Todo muy coqueto, pero también muy funcional, como la conexión a Internet de alta velocidad y las mesas de trabajo amplias, con unas sillas que querrás llevarse a casa. El hotel ofrece instalaciones para negocios y conferencias y un gimnasio completamente equipado. Si tienes la suerte de estar de vacaciones, también podrás relajarse un rato junto a la chimenea del salón.