Casa Faena

Cuando uno se deja distraer, como suele ocurrir, por las glamorosas fiestas de blanco y los desmesurados resorts de Miami Beach, es muy fácil olvidar que hace sólo un siglo este tramo de costa era un modesto escape de domingueros con un par de baños públicos y unos cuantos sencillos puestos de comida. Casa Faena, ubicado en un edificio estilo español que data de los años 30, actúa como un refrescante antídoto de la norma en Miami Beach y recuerda los días más afables del pasado.

La boutique de cincuenta habitaciones se autodenomina, de modo encantador, como un "hotel junto al mar", y apropiadamente el lugar completo parece sacado de una postal de viaje. Con un giro moderno, claro está: camas con dosel en madera oscura terminadas con colchones pillow top y ropa de cama Frette, televisores HD de pantalla plana, baños elegantes y bien equipados y sólidos escritorios que hasta podrían inspirarle a escribir una carta. Las habitaciones de categoría superior tienen patios o balcones con vistas ininterrumpidas del Atlántico, alfombras orientales y sillones de cuero. No hay dos iguales; cada habitación tiene sus propios toques únicos, algo que aporta a la sensación de hospedarse en una posada de los años 30 o en una casa de huéspedes elegantemente decorada en lugar de un hotel boutique moderno.

No sorprende el que este hotel no sea un lugar de moda para cenar o hacer vida nocturna. En Café at Casa Faena se ofrece un refinado desayuno continental y en la sosegada terraza de la azotea puede disfrutar de cócteles. En el soleado atrio hay servicio de té y tragos preparados por el experto coctelero de la casa y, naturalmente, hay un delicioso lugar en la arena donde el personal del hotel asiste a los huéspedes reclinados en divanes junto a pintorescas cabañas blancas. Es un lugar para relajarse, cerca de donde está la acción, pero lejos de la ostentosa algarabía de South Beach. La elegancia discreta no está de moda en esta zona, pero tal vez debiera estarlo.