Volga

Este hotel así llamado por la calle en que se encuentra –bautizada a su vez en honor al río más famoso de Rusia – surge a una cuadra del paseo de la Reforma. Habrá quien le encuentre más parecidos con el bloque soviético, ya sea por la torre de hormigón de estilo brutalista que lo alberga, ya por su atrio ajardinado, que a algunos recordará las puestas en escena del cine de Tarkovsky. Pese a todo, este Volga –es decir, el hotel– es una pura expresión de la Ciudad de México más actual, una urbe tan cosmopolita como singular.
El Volga alberga un sinfín de obras de arte contemporáneo, desde instalaciones a gran escala hasta cuadros pequeños. Y su arquitectura y diseño, en lugar de quedar relegados al papel de telón de fondo, constituyen una fuente de inspiración estética en sí mismos. Las habitaciones, impecablemente decoradas, incluyen sutiles detalles de lujo, ofreciendo incluso la posibilidad recibir tratamientos de spa en la misma suite. Y, aunque no sea un resort, el Volga cuenta también con una coqueta piscina en la azotea.
Tampoco es un hotel que se niegue a interactuar con su entorno. El Volga organiza eventos relacionados con el mundo del arte, así como todo tipo de encuentros culturales. El restaurante, por su parte, ilustra a la perfección el enfoque internacional del establecimiento: el Elora, del grupo de restauración japo-mexicano Edo Kobayashi, encuentra su fuente de inspiración en los sabores de la cuenca mediterránea.