Le Kaila

Los toques tradicionales de las habitaciones nos recuerdan oportunamente donde nos hallamos: discretas tonalidades chocolate y marfil se eclipsan ante el protagonismo de la madera natural, tanto barnizada como envejecida. Por su parte, el cuerpo cansado hallará descanso en las reconfortantes texturas (grandes alfombras, mullidas mantas) y en equipamientos como los jacuzzis y baños de vapor de los cuartos de baño. Conviene descorrer las cortinas para disfrutar de las vistas, si bien estas habrían sido mucho más espectaculares si el edificio hubiera tenido unos pisos más de altura.

La tienda de esquí L'Eskale, con una excelente selección de accesorios de marca, te permitirá acceder directamente a las pistas. Tras el esquí, podrás relajarte en la piscina cubierta, parecida, según se mire, a una cueva de antracita o a un salón sumergido y rodeado de ventanales. Pero no olvidemos que estamos en Francia, y además en una de las localidades de uno de los mayores dominios esquiables del mundo, por lo que no nos sorprende (más bien nos encanta) comprobar el altísimo nivel culinario de L’Ekrin y su formidable carta de vinos. Le Kaïla siempre sabe cómo acertar, incluido en sus propuestas para después del esquí: imagina disfrutar de un buen puro y de una buena copa de coñac en el fumoir o de unos aperitivos con jazz en directo junto a la chimenea del bar…